Durante los ochenta, en ciertos cómics, como los estadounidenses, se experimentó un viraje hacia el desarrollo de personajes oscuros, desposeídos de majestad, desagradables y violentos. Era el signo de los tiempos y el reflejo de las políticas imperantes (así como la prueba de que la ficción medraba en función de la madurez del público), con el revanchismo como principal bandera entre los argumentos de muchas producciones para el ocio, fuera en literatura, en cine, en videojuegos o en historieta.
The Crow es un ejemplo: un personaje regresado de la muerte para cumplir venganza, que su autor jura que creó en 1981 pero que no pudo desplegar toda su dimensión dark and gritty hasta los finales ochenta, cuando el horror servía como vehículo para mostrar la cara más cruel del terror violento.
El escritor Antonio Santos, que conoce bien los resortes de la narrativa de acción protagonizada por antihéroes, reseña esta obra atractiva por su planteamiento (y por haber tenido la suerte de gozar de adaptación cinematográfica, con lo que se convirtió en mito) y nos descubre que los miedos no proceden sólo de la apariencia repulsiva del monstruo, también de los actos repugnantes del hombre.
THE CROW-EL CUERVO. FORTUITOS ACTOS DE VIOLENCIA.
Tebeosfera. Viñetas oscuras pobladas por héroes muertos.
2 comentarios:
Me ha encantado esta reseña de una obra tan poco conocida (en cómic, se entiende) como es The Crow.
Y quién mejor para analizarla al detalle que el autor de la serie "La voz en la planicie".
Agradecido, amigo/a Anómino/a.
A. Santos.
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