Siempre hemos celebrado la obra de Max, Francesc Capdevila, porque lo representa casi todo en nuestra historieta. Máx nació en el fanzinismo, creció en el underground, pero siempre mantuvo un respeto coherente con la historieta y la animación tradicionales. Fue un autor de "línea chunga" que exhibía "línea clara". No ha sido ajeno a polémicas pero a ninguna se rindió. Ha sido editor, coordinador de otros autores, diseñador e ilustrador, y Premio Nacional. ¿Le queda algo por ser? Desde luego. Sigue siendo un gran creador de ficciones y de reflexiones.
Con su reciente tebeo Vapor lo demuestra. Es una obra aparentemente simple, de evanescente título, que en lo formal pretende alejarse del abigarramiento para narrar con lo preciso. Pero el mensaje es aterrador. Max explora el "ruido" mediático que hoy nos atenaza con esta fábula de un anacoreta recluido en un desierto. Rescata esa idea borgiana de que ya no queda territorio sino mapa, que es la que luego reprodujo Baudrillard con su idea de hiperrealidad.
Max nos enseña lo importante mostrando lo (poco) que queda. Vapor no es un libro sobre la sociedad en crisis o la crisis de identidad, es un libro sobre el terrorífico desgaste de la realidad, algo que el lector debe estimar tras su lectura como muy bien señala en su reseña nuestro colaborador Paco Martos:
VAPOR. MENOS ES MAX
Tebeosfera. Despejando el humo.
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