Seguimos profundizando en la historiografía de una de las más importantes publicaciones de la historieta española, el TBO, nacido a principios de siglo y que tras la guerra civil había conseguido resurgir con el mismo espíritu. Y dicho espíritu fue el que mantuvo cuando consiguió regularizar su edición a principios de los cincuenta, al igual que otras revistas de la competencia (como Jaimito, de Valenciana, o Pulgarcito, de Bruguera) que se vieron beneficiadas por los cambios en la legislación de prensa. Mantener el mismo estilo, los mismos autores, la misma línea editorial con el mismo tipo de humor inofensivo supuso tanto su éxito, en cuanto que su público fiel podía estar seguro de encontrar siempre lo que buscaba, como su fracaso, con el posterior recambio generacional y las nuevas opciones de entretenimiento que hacían que los tebeos en general, y el TBO en particular, anclado en estéticas y ambientes de tiempos remotos, se encontraran desfasados.
Jordi Manzanares y Manuel Barrero continúan escarbando entre publicaciones y documentos para aclarar algo más la historia de TBO, de cómo su decadencia se fraguó por la repetición de esquemas anacrónicos que sus dirigentes no supieron (o no quisieron) actualizar, de cómo surgieron tímidos intentos de renovación sin éxito ni repercusión, de cómo la empresa acabó vendida y de cómo se fraguaron sus encarnaciones posteriores. Manzanares y Barrero aportan un texto de referencia en la historia de la teoría sobre historieta en España, que pueden leer aquí:
Tebeosfera. Renovando la historia (del tebeo)
No hay comentarios:
Publicar un comentario