La posmodernidad, entre otras cosas, se ha caracterizado por dos características relacionadas entre sí: el relativismo y el fenómeno de la globalización. Durante los noventa, los cómics se impregnaron de estos circunstancias al mostrar cómo los géneros dejaron de ser parcelas cerradas y, cómo los temas se interconectaban entre sí a la sombra de la aldea global.
El monstruo tradicional había dejado de ser un engendro aparte o un individuo excepcional para integrarse en el tejido social. La maldad era ya algo discutible, hasta desde una nueva ética, y vampiros, gules y zombis formaron sociedad con nosotros, bien como razas ocultas o marginadas, bien como plagas alegóricas de las nuevas enfermedades globales.
En los primeros años del siglo XX se operó una vuelta al género para rescatar a los clásicos a la luz de los nuevos tiempos (ocurrió con Stoker, Shellley, Stevenson, Poe, o con William Hope Hodson o Lovecraft) y también para integrar a estos monstruos clásicos como "clases" en nuestra sociedad, siempre con el amor y la muerte puestos en la balanza. De esto hablábamos ayer al reseñar la serie RAPACES. Un tratamiento similar se pudo observar en otros tebeos sobre vampiros traducidos aquí aquellos años:
o en los que usufructaron otros géneros para vehicular el horror o simplemente lo integraron en las ofertas de consumo habitual para adolescentes (videojuegos, series de televisión, etc.):
VIDEO INFERNO (IMAGICA, 2001)
ALONE IN THE DARK (PLANETA, 2001)
RESIDENT EVIL ESPECIAL (PLANETA, 2001)
RESIDENT EVIL. FUEGO Y HIELO (PLANETA, 2001)
BUFFY CAZAVAMPIROS (RECERCA, 2004)
OJO DEL DIABLO, EL (RECERCA, 2005)
Entre los guionistas de este "nuevo horror" destacaron algunos como Steve Niles, que generó nuevos miedos con la simple multiplicación de los focos de peligro:
ALEISTER ARCANE (RECERCA, 2005)
REMAINS (RECERCA, 2005)
El género había vuelto a ponerse de moda, en definitiva. Y fueron varios los lanzamientos de cómics de este tipo que trataron estos temas (nueva mirada al vampirismo, revisionismo de los clásicos, adaptaciones cinematográficas y televisivas, obras de Steve Niles y otras). Una de las más dignas de recuerdo, que aún se publica, arrancó en 2005:
MADE IN HELL (NORMA, 2005)
Estas obras han sido catalogadas sin vacilaciones por nuestro equipo de catalogadores, destacando entre ellos Adolfo Gracia, Aejandro Capelo, Andrés Álvarez, Antonio Moreno, Alberto García y sobre todo Félix López. Este último incluso se ha preocupado de dejar muy bien ordenada las aventuras de EL BRUTO, serie que arrancó en 1999 y pone de manifiesto que el horror, ya en los albores del nuevo siglo, iba a oscilar entre dos extremos: desde la plétora a la ironía.
Tebeosfera. En la variedad está el miedo.El monstruo tradicional había dejado de ser un engendro aparte o un individuo excepcional para integrarse en el tejido social. La maldad era ya algo discutible, hasta desde una nueva ética, y vampiros, gules y zombis formaron sociedad con nosotros, bien como razas ocultas o marginadas, bien como plagas alegóricas de las nuevas enfermedades globales.
En los primeros años del siglo XX se operó una vuelta al género para rescatar a los clásicos a la luz de los nuevos tiempos (ocurrió con Stoker, Shellley, Stevenson, Poe, o con William Hope Hodson o Lovecraft) y también para integrar a estos monstruos clásicos como "clases" en nuestra sociedad, siempre con el amor y la muerte puestos en la balanza. De esto hablábamos ayer al reseñar la serie RAPACES. Un tratamiento similar se pudo observar en otros tebeos sobre vampiros traducidos aquí aquellos años:
o en los que usufructaron otros géneros para vehicular el horror o simplemente lo integraron en las ofertas de consumo habitual para adolescentes (videojuegos, series de televisión, etc.):
VIDEO INFERNO (IMAGICA, 2001)
ALONE IN THE DARK (PLANETA, 2001)
RESIDENT EVIL ESPECIAL (PLANETA, 2001)
RESIDENT EVIL. FUEGO Y HIELO (PLANETA, 2001)
BUFFY CAZAVAMPIROS (RECERCA, 2004)
OJO DEL DIABLO, EL (RECERCA, 2005)
Entre los guionistas de este "nuevo horror" destacaron algunos como Steve Niles, que generó nuevos miedos con la simple multiplicación de los focos de peligro:
ALEISTER ARCANE (RECERCA, 2005)
REMAINS (RECERCA, 2005)
El género había vuelto a ponerse de moda, en definitiva. Y fueron varios los lanzamientos de cómics de este tipo que trataron estos temas (nueva mirada al vampirismo, revisionismo de los clásicos, adaptaciones cinematográficas y televisivas, obras de Steve Niles y otras). Una de las más dignas de recuerdo, que aún se publica, arrancó en 2005:
MADE IN HELL (NORMA, 2005)
Estas obras han sido catalogadas sin vacilaciones por nuestro equipo de catalogadores, destacando entre ellos Adolfo Gracia, Aejandro Capelo, Andrés Álvarez, Antonio Moreno, Alberto García y sobre todo Félix López. Este último incluso se ha preocupado de dejar muy bien ordenada las aventuras de EL BRUTO, serie que arrancó en 1999 y pone de manifiesto que el horror, ya en los albores del nuevo siglo, iba a oscilar entre dos extremos: desde la plétora a la ironía.
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