La década de los sesenta trajo consigo una segregación en la distribución de los tebeos en España. Debido a la aplicación de la normativa legal, las publicaciones a las que podían acceder los niños debían estar claramente identificadas en el quiosco no sólo por algún indicativo escrito, también por su forma y, además, por su formato. Esos tres elementos entraron en juego en los tebeos que servían historietas de policías en misiones especiales, o de agentes secretos o de espías.
Fue el comienzo del fin de una forma tradicional de publicar tebeos, la apaisada, que dejó de utilizarse para ciertos géneros. Desde que en 1959 Dólar lanzó el formato de cuaderno vertical y con cierto grosor para editar las historietas de Rip Kirby en la "Serie azul", otros editores copiaron el modelo para personajes de este tipo, como pasó con Steve Roper, lanzamiento de Ferma en 1960:
Era un producto identificado en portada como "revista para jóvenes", distintivo obligado que vimos también en la reedición que hizo Maga de Juan Bravo y sus chicos en 1964, que años atrás se había publicado sin ese aviso. Desde 1963, Dólar incorporó la etiqueta "para adultos" en la "serie C" que ofrecía las aventuras de X-9, la misma advertencia que llevarían otros tebeos que contuviesen un mínimo de violencia o mostraran siluetas femeninas (con eso bastaba). Casi todos los tebeos de crímenes y acción, como los de espías, pasaron a ser editados con forma vertical, en un formato reducido y más grueso (más parecido a un libro, generalmente con 64 páginas) y con la etiqueta "para mayores" o "para adultos".
Y hubo otra novedad: la utilización de la etiqueta editorial "novela gráfica" para reconocer este formato, que nada tenía que ver con su primer uso como sinónimo de historieta (por ejemplo en Monos, a principio del siglo), para señalar que eran cómics que adaptaban una obra literaria (como los de Reguera en los años cincuenta) o para identificar tebeos con "novelas" románticas (como Sissi u otros, desde 1959). Ayer teníamos la oportunidad de hojear una publicación de esta índole, de la colección que ofrecía historietas de James Bond, dejando así constancia de que no se trataba de un libro sino de un cuaderno de dimensiones reducidas pero con más de 48 páginas, eso sí. Con esto se evitaba la consideración de los tebeos como folletos, categoría en la que habían estado sumidos casi todas las publicaciones de este tipo en su primer medio siglo de vida y que impedía su asimilación con el formato libro.
"Novelas gráficas" con personajes de este género fueron así denominadas las colecciones: T.V. NOVELAS GRÁFICAS, de Toray, en 1962 (donde se publicaron historietas de Charlie Chan), RELATOS DE SUSPENSE, de Manhattan, en 1963, o BRIGADA SECRETA, de Toray, de 1962, toda una colección dedicada al espionaje y muy característica por su diseño que ha sido catalogada casi al completo por Adolfo Gracia, Andrés Álvarez y Antonio Moreno:
Así fue como los espías quedaron "reducidos" y los tebeos alcanzaron su "mayoría de edad".
Tebeosfera. Tebeos para jóvenes y novelas gráficas para adultos.
3 comentarios:
¡Vaya recovecos! Hace años que me quedé petrificadillo gracias al Clásicos en jauja con el fin de los tebeos apaisados y el advenimiento de los detectives de historieta en gracias, pero siempre quisé ver más sobre esto.
Sí, bueno, es más complejo que todo esto. Pero como síntesis para empezar puede valer.
En suma: "novela gráfica" es una denominación muuuuy gastada.
m
Sí, bueno, es más complejo que todo esto. Pero como síntesis para empezar puede valer.
En suma: "novela gráfica" es una denominación muuuuy gastada.
m
Publicar un comentario