El quizás más popular de los géneros, el de los superhéroes, encuentra su discurso saturado por valores tales como Libertad, Justicia, Verdad, Responsabilidad, Poder. Sin embargo, son valores entendidos unidimensionalmente y al servicio de otro valor adoptado como supremo, esto es, el patriotismo estadounidense. La táctica consiste en identificar los intereses de Estados Unidos, un país convertido en América, con las aspiraciones globales de una peculiar democracia extensible al planeta entero. Jesús Gisbert analiza y expone cómo este discurso, el superheroico, adopta desde el principio los colores de esta especie de cruzada. El excepcionalismo estadounidense, como el de los superhéroes, necesita enemigos y villanos permanentes que sostengan sus hazañas.
Por otra parte, el entorno de estos seres ficticios constituye un universo mítico aunque desplegado en el tiempo. En tanto que desarrollado por dibujantes y guionistas, pero también por los agentes de la industria del cómic, es un universo articulado por distintas etapas específicas, si bien son periodos que no anulan las características esenciales del género superheroico.
La responsabilidad de Tebeosfera y el poder de las historietas
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