El nacimiento de Superman, en aquel ya mítico número 1 de Action Comics en 1938, transformó el panorama del mercado del cómic estadounidense. El éxito del Hombre de Acero dio como resultado la invasión de dicho mercado por personajes con superpoderes, de manera que, prácticamente, todas la editoriales del momento tenían su propio o sus propios superhéroes, ya que todos los editores quisieron aprovecharse del éxito del personaje kriptoniano. Algunos lo hicieron creando personajes originales, mientras que otras, directamente, imitaron el modelo del original rozando o, incluso sobrepasando, la barrera de lo que se considera como plagio. Esto dio lugar a que DC Comics, la propietaria de los derechos de Superman, denunciara a aquellas editoriales cuyas creaciones superaban, según su criterio, dicha barrera.
El profesor Fernández Sarasola nos cuenta, para el último número de Tebeosfera, todos los detalles de los juicios que los abogados de DC interpusieron contra algunas editoriales de la competencia, acusándolas de vulneración de la propiedad intelectual.
Tebeosfera. Sello de originalidad
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