domingo, 18 de marzo de 2018

LA CAÍDA DEL ÚLTIMO BASTIÓN





Gracias al bufón uno podía reírse de sí mismo desde los tiempos de Sófocles. La ironía popular, la chanza y la burla se colaron en todas las casas y todas las cortes, y no hubo señor feudal o rey que no apreciase un poco de risa porque vio que de ese modo también liberaba las tensiones de sus súbditos. La comedia del arte, los juglares, los titiriteros y los payasos surgieron de ese lodo de risas tristes. Denunciaban la diferencia y la injusticia de modo cómplice, ofendiendo levemente al poder a cambio de mantener feliz a la gleba.
Hasta hoy. Hoy los bufones son los políticos, los juglares salen en la tele y los payasos aterrorizan. Y los titiriteros van a la cárcel. Puede parecer una exageración, pero no lo es tanto si repasamos este análisis de los mensajes periodísticos emitidos en referencia al caso del enjuiciamiento de dos titiriteros, acusados de enaltecimiento de terrorismo en Madrid hace unos años. La doctora María Eugenia Gutiérrez lo expone brillantemente en este texto, que denuncia de paso el grave desgaste del poder de la sátira en la actualidad:
Tebeosfera. Cultura popular y sátira más allá de las viñetas.

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