Pero en ella Jan creaba nuevos personajes en su época de
mayor virtuosismo gráfico, y Vázquez se soltaba la melena sin ser tan estridente
ni chabacano como cuando firmaba como Sappo. Conocíamos al torpe Cab Halloloco,
a los entrañables habitantes de Villapiñas, Ana y Cleto nos conducían por ridículos
misterios y nos íbamos al bingo tan tranquilos. Solo por esto merecía la pena
esta publicación.
Y como ha sido una revista poco contemplada, ofrecemos aquí su
ficha completita, para deleite y solaz de los aficionados al tebeo.
Tebeosfera.
Nunca nos ha tocado el bingo.
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