martes, 29 de abril de 2008

HULK. FIN O PRINCIPIO

HULK - ¿FIN O PRINCIPIO? Monólogo del suicida frustrado

Por Antonio Santos (de su serie La voz en el desierto, entrega 48)

This is the end, beautiful friend

This is the end, my only friend
The end of our elaborate plans
The end of everything that stands
The end

No safety or surprise
The end
I'll never look into your eyes again

THE END – THE DOORS


Datos técnicos.-

Hulk: ¿Fin o principio? Tomo único forjado por MARVEL COMICS y FÓRUM, aparecido aquí en 2003, tras su debut americano de 2002. Ideado por el reputado PETER DAVID, TREKKIE de pro, e ilustrado, con profuso detalle, por DALE KEOWN, entintado por JOE WEEMS y LIVESAY. Desde los feéricos AVALO STUDIOS´DAN KEMP le vierten la paleta cromática. SANTIAGO GARCÍA lo tradujo para deleite del rotulista, DAVID ARELLANO, realizado por 9 LETRAS. Epílogo de JULIAN M. CLEMENTE. Sus 52 páginas al coste de 3,50 euros.

De qué va.-

Hulk solo. Hulk contento. Hulk vagabundea por los páramos postnucleares dejados por la GUERRA DEL INFIERNO. Nadie (nadie) molesta a Hulk. Salvo CUCARACHAS MUTANTES ASESINAS. Cucarachas pican y comen a Hulk. Canijo BANNER quejándose. Canijo Banner quiere matar a Hulk. Pero Hulk se lo impide.

Regreso a un planeta familiar.-

El resultante de la hipercastátrofe devastadora que aniquiló a la raza humana. Pero como se tratan de senderos trillados por referencias previas en este formato informativo, no barrenaremos más en él.

Este telón de fondo tiene la doble función de proporcionar un escenario cómodo a uno de sus protagonistas, y permite ironizar al autor sobre la validez y permanencia de la obra humana, cosa que hace a través del delicado testamento que ROBERT BRUCE Banner escribe entre las viñetas, que lleva siglos (siglos) solo, vagando para acabar volviendo a los áridos terruños que vieron nacer a su colérico ALTER EGO, al tiempo que busca, taimadamente, la herramienta que le permita librarse del monstruo oculto en las entretelas de sus nucleótidos: LA MASA, un ser tan terco y rabioso que ni aun devorado cede un palmo ante la muerte, poseso de un virulento deseo, no de vivir, sino de demostrar(se) que es el más fuerte.

Hulk ha peleado considerable cantidad de tiempo hasta obtener este milagro: un mundo despoblado. Nadie lo acosa o persigue, alimentándose de cactus y de radiaciones ambientales, que le fortalecen aún más, pues las absorbe y vigorizan. Pero no deben pedirse milagros: pueden cumplirse.

En busca de la eutanasia activa.-

Aunque encuadremos este cómic como una añagaza Marvel más para sacarnos los cuartos, engatusándonos con la premisa de ver el final de los principales personajes de la CASA DE LAS IDEAS, recurriendo a las mientes de aquellos que mejor los conocen (en este caso, David, que llevó quince años a cuestas al GIGANTE ESMERALDA), para o bien darles una muerte apropiada o un cómodo retiro, recordemos que David afrontó temas espinosos en esta misma colección (el SIDA), y aquí parece hacer una extraña apología de la eutanasia.

David, renegando de su propio trabajo (FUTURO IMPERFECTO, donde, grosso modo, Hulk/EL MAESTRO era el DICTATOR mundial, tras haberse apiolado cualquier clase de enojosa oposición -cualquiera-, una especie de línea de futuro argumental para Marvel y sus retoños), nos traza un documento que repasa cuán lesivo ha resultado Hulk para la vida de Banner, cómo lo saboteó sin cesar y de qué forma sigue cortándole el rollo justo al fin del mundo. Incesantemente, Banner busca terminar, pero Hulk le priva del privilegio. Así que Banner, cuan SAN ANTONIO postnuclear, vaga por los páramos, temiendo ser almuerzo de las cucarachas, las que heredarán la Tierra cuando no seamos ni siquiera sombras, tal como auguran los científicos.

Habita, como un anacoreta bíblico, en cuevas y cavernas, maldiciendo al monstruo que lleva dentro, su supuesta rabia, la ira homicida, de un niño maltratado y abrumado por sus complejos, lleno de miedo al matón escolar y sus secuaces, cohibido por las figuras femeninas, débil adulto asustadizo, despreciado por las figuras autoritarias que lo rodeaban (el GENERAL ROSS, el padre de Bruce, BRIAN, etc.). Su única arma era su inteligencia: no la usó para crear la BOMBA GAMMA (ese recurso que STAN LEE pergeñó sólo porque sonaba bien, no porque fuese un ingenioso truco argumental), sino para forjar la llave que abriese la puerta al lugar que habitaba Hulk.

Porque esta idea se desprende de la lectura de The end (el título en español no se justifica; es un desatino): Banner parece como una perversión de BILLY BATSON (alias SHAZAM, CAPTAIN MARVEL, ese ingenuo tío de rojo), y que Hulk, más que ser una cataclísmica fuerza nacida del odio, émulo del MR. HYDE de la novela de STEVENSON, parido por los rayos gamma, es un habitante de algún plano anexo que intercambia lugar con Banner. Aquella explosión gamma no lo mutó: abrió un nexo. Estableció un vínculo. Naturalmente, esto es una impresión personal: David condimenta su relato con especias mediterráneas obtenidas en la MITOLOGÍA CLÁSICA, y compara a Banner con PROMETEO, el TITÁN que trajo el fuego (el conocimiento) al Hombre, y por lo cual ZEUS lo condenó a ser devorado por buitres; Prometeo sanaba y vivía otro largo día de suplicio.

Banner puede ser el Prometeo gamma, pero Hulk es la carnaza atada a la roca de la Humanidad, que implacablemente lo picotea con sus armas y prejuicios. Al fin del mundo, son las cucarachas las que renuevan el castigo.

Recurrente apreciación alienígena.-

Aunque no es nada novedoso, y muchos autores pueden apuntarse su paternidad, David, en las gotas de genialidad distribuidas entre comentarios o diálogos, hace ver al confuso Banner que la Humanidad estaba considerada, por la Comunidad Galáctica, como un irritante incordio cuya extinción festejan. Con tal rudeza se lo hace saber un GRABADOR androide, insensible y altanero, émulo de aquél REGISTRADOR RIGELIANO tan amigote de THOR. Este argumento ya lo podemos hallar en una obra tan tempranamente apocalíptica como ULTIMATUM A LA TIERRA, y no hay trabajito que lo respalde o lo refleje.

Haciendo memoria.-

La que esboza Clemente, el cual, a vuela pluma, repasa la carrera de David en la vida de La Masa (que él creó, pues sus primeros “padres” se limitaron a darle unos rudimentos y expulsarlo a la palestra), y de las identidades de Hulk, tan cambiantes como el tono de su piel o inteligencia. David le dio pasado, orígenes, motivaciones y, al ver implicada su colección, puntera entonces, en el llamativo HEROES REBORN, que tan desigual éxito cosechó, lo repudió. (Nota: singular repulsa causa ahora esta iniciativa entre sus apologistas de entonces.)

El fin.-

Intuimos que el enésimo intento de suicidio (camuflado de infarto, provocado por un sueño intensamente erótico) fracasa también y Hulk fagocita definitivamente al odiado Banner. Podemos extrapolar que lo condujo a esa otra dimensión, encerrándole allí para siempre, privándole del anhelo de morir y reunirse con sus seres amados. Pero esta ausencia, el combate de personalidades tan opuestas, provoca una honda depresión a Hulk. Aquí, David nos permite suponer que la forma virulenta de reaccionar de La Masa también responde a un intenso y profundo miedo interior, a una inseguridad descomunal y algún complejo (el miedo a la debilidad –lo femenino-, a fracasar –a considerarle afeminado [débil], impotente, estéril-) y que la única manera que tiene de ocultarlo era con destrucciones y un monocorde discurso de “Hulk es el más fuerte” (compensando sus carencias, autoconvenciéndose de que lo es), “Hulk los aplastará a todos”. Este argumento es el que ha mantenido a Hulk dentro de la sospecha de que se trata del lado salvaje de Banner (por ende, de todos nosotros), el delicado científico sofisticado, racional, su alarido de miedo lanzado por las cuantiosas agresiones abrasivas externas.

Canijo Banner.-

Grandes elogios merece el trabajo emprendido por Keown, otro conocido de este título, y bajo la batuta de David, que, con un canon de dibujo muy a lo Heroes Reborn, por cierto (creado por aquella camada de autores, de los cuales podemos citar ahora mismo a JIM LEE y a JEPH LOEB), se caracteriza por resaltar el vello y unas marañas profusas de arrugas, dibuja a un Bruce Banner envejecido, pero no debilitado, pese a sus lamentos, y a un Hulk que, aunque peine canas y haya perdido una buena mata de pelo, está en la cúspide de su tono muscular, un cachas donde cada músculo está resaltado. Tampoco David se lo ha puesto excesivamente difícil (a saber: escasez de estructuras complejas; falta de máquinas exóticas; ausencia de naves o alienígenas sofisticados), así que ha podido concentrarse en las muchas y expresivas muecas de temor y dolor que Banner expone.

A esto debemos sumar la mimética labor de los entintadores, que lo han resaltado todo con cuidadoso empleo de la tinta. Además, el color, aplicado por computadora, se ha combinado tan expertamente que nos ofrece un rico dosel de verdes y un azul tristeza de los suicidios abortados, junto al azul eléctrico de los relámpagos que deben iluminar la más grave decisión de Banner.

Recapitulando.-

Nadie mejor que David podía escribir el fin de un personaje con el cual estaba tan vinculado, creando esta melancólica obra que intenta culminar una vida de odio, dolor e interminables reproches mutuos. Sino perfecto, sí interesante presunto colofón a esta vida duplicada. The end queda muy lejos de aquellos orígenes, un tanto sincopados, de Hulk dibujado por JACK KIRBY y guionizado por un Stan Lee politizado. David (autor más mañoso que excepcional, capaz de grandes hitos), posee los conocimientos y la educación suficiente como para estimular la imaginación del lector y hacerle buscar un rico mensaje subliminal, superior al que está directamente plasmado. Por ejemplo: ¿puede The end ser un alegato a favor del suicidio, de la eutanasia, del fin digno ante el dolor extremo? Recordemos que la muerte, y su búsqueda anhelosa, proyecta su larga sombra a lo largo del relato.

Tampoco le interesa a David abrumar al lector con presuntas y fatuas torpezas cabalísticas u ocultistas, un recurso malvado y tendencioso destinado a garantizar el éxito de una obra mala, mediocre como mucho, haciéndole ver cosas donde no las hay. David no nos insultaría así, aunque nos anima a pensar, un momento más, en aquello que se ha visto o leído.


Lo mejor.- Todos los autores implicados están a la altura del reto.
La página.-
La 5; desesperación extrema.
La viñeta.-
La 5, página 38. ¡Una de tantas!
La frase.-
-Cambiarás de idea –cuando Banner rechaza la propuesta de “suicidio asistido” que le ofrece el Grabador.
Lo peor.-
Honestamente: no le hallamos nada.

Reseña de Antonio Santos




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