Lo más sorpresivo del día de hoy, en el que se inaugura el festival más multitudinario de la historieta española, es que la prensa ha mirado hacia los cómics como algo más común, normal y habitual que otros años.
El máximo común divisor de reseñas y crónicas anteriores era el frikismo, al cual se aludía cada vez que se hablaba de cómics. Hoy, El País comenta el pedacito de tarta del sector editorial que ocupa el cómic, subraya la presencia del ministro López Aguilar esta tarde en el festival, enfatiza la importancia del encuentro entre representantes del sector y representes políticos, alaba las exposiciones (sobre todo las coordinadas por Antonio Martín) y, claro, habla de lo 'nuevo' de Forges, su humorista gráfico.
El máximo común divisor de reseñas y crónicas anteriores era el frikismo, al cual se aludía cada vez que se hablaba de cómics. Hoy, El País comenta el pedacito de tarta del sector editorial que ocupa el cómic, subraya la presencia del ministro López Aguilar esta tarde en el festival, enfatiza la importancia del encuentro entre representantes del sector y representes políticos, alaba las exposiciones (sobre todo las coordinadas por Antonio Martín) y, claro, habla de lo 'nuevo' de Forges, su humorista gráfico.
También se detiene en los futuribles que pone en boca de Carles Santamaría: 'la posibilidad de crear licenciaturas universitarias sobre el noveno arte e incluir historietas como lecturas obligatorias en los colegios. Como ejemplo de esta última posibilidad, cita tres célebres obras de un gran valor pedagógico: Palestina (Planeta), de Joe Sacco; Persépolis (Norma), de Marjane Satrapi, y Maus (Planeta), de Art Spiegelman.'
Pues que quieren que le diga: queda mucho para eso. Que antes ha de cambiar el concepto que de historieta como artefacto cultural tiene la gente, el interés de los estudiantes por abordar una licenciatura que le lleva irremisiblemente al paro o la oportunidad de los señores de la Universidad de trabajar sobre nuevos programas de estudio que incluyan esta posibilidad.
Hablemos, por ahora, de seminarios, cursos de doctorado, asignaturas, algún ciclo o máster, pero licenciaturas universitarias... Ojalá. Y se puede hacer también otro tipo de recomendaciones que las de siempre, esas firmadas por Satrapi, Spiegelmann o Sacco. ¡Qué pesadez! ¿Es que no sería educativo o útil, acaso, un tebeo de Sir Tim O'Theo, o uno de Superlópez, o uno de Calvin Y Hobbes. ¿Si estamos hartos de decir que es contraproducente recomendar literatura árida a los más jovenzuelos, porque acabarán repudiando la literatura, por qué proceder igual con la historieta?
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