Melodías animadas.
Robert Crumb es el padrazo del comic underground. La nueva generación de lectores de historietas que se incorporó pasados los setenta ya le consideraban sumido en el 'stablishment', al igual que le pasó a Shelton. Se hicieron viejos rápidamente. El mismo Crumb lo reconocía en 1973.
Crumb ganaba pasta por sus historietas transgresoras y con la realización de cubiertas y diseños, de ahí que luchase con ahínco por aquel asunto de violación de derechos con el 'Keep on trucking'. Se metió en un lío y el IRS (el Internal Revenue Service, o sea el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que es como Hacienda aquí a los efectos de aquella movida) declaró que el señor-hijo-de-militar-pero-desviado-del-buen-camino Robert Crumb debía un montante de impuestos que no podía pagar: 20.000 dólares, más interes. Hablamos de 20.000 de 1978.
Crumb se vió obligado a vender su casa, su colección de juguetes (le encantan) y su colección de discos de vinilo (muchos, viejos discos de 78 revoluciones por minuto, los Disco Antecessor del iPod, para que se entienda) y bastantes de sus dibujos originales para afrontar la deuda con el Estado. Aquel año salío con su grupete musical, los Cheap Suit Serenades, a hacer una gira y, con ayuda de la publicación CoEvolution Quarterly, que solicitó a los aficionados donaciones para echarle un cable con el asunto de las deudas, recaudó una buena pasta en el concierto benéfico que se celebró en el Berkeley Community Theater. Obtuvo 8.000 dólares.
Recuperó parte de sus juguetes y de sus discos. También se mudó.
Esta historia la cuenta Gilbert Shelton en el ilustrativo prólogo a este tebeo de Crumb que, para mi gusto, consituye la perla de sus Obras Completas. Aquí se ha expuesto la versión más documentada de Patrick Rosenkranz (Rebel Visions. The Underground Comix Revolution. 1963-1975, Fantagraphics Books, 2002)
No es importante la veracidad de lo sucedido, pero sí creo conveniente subrayar que la historia rememorada nos demuestra dos cosas:
A. Crumb tenía un refugio para su misantropía, en los juguetes, en los viejos discos.
B. A Crumb le quería su público, la gente le amaba.
Estas historietas que aquí se recopilan, procedentes de distintas revistas y fanzines, escritas y dibujadas en distanciados momentos de la vida artística de Robert Crumb, constituyen la esencia como historietista de llamado 'gurú del underground', a quien se le suponía de vuelta de todo, amigo del escupitajo reverberante y tipo huraño con graves problemas de autoestima y posada del odio a sí mismo y al resto del mundo.
Error: Crumb es un autor de una ternura insondable, una que ya se intuía en sus historietas misóginas y en su relato biográfico patético, pero que aquí brilla con luz cegadora. Una ternura, además, que sabe comunicar. De ahí que su público se volcara con él.
En estas 'merry melodies' demuestra el autor su gran amor por la música temprana, por aquella que vio nacer esa parte de la cultura que, según muchos, ha sido la única aportación original a las artes de los Estados Unidos: el jazz (y su hijastro el rit'm'blues). Al menos de una parte, entre ficticia y real, la protagonizada por músicos apenas conocidos como Frank Melrose, Jelly Roll Morton, Charlie Patton y otros (más alguna psicodelia prescindible usada aquí como relleno).
Crumb hace declaraciones de amor por la vida en estas viñetas, cuenta historias anónimas de músicos que apenas entrevió la Historia. Rescata el encanto de lo puro, de lo no travestido por la muela demoledora de la modernidad. Busca la autenticidad de un modo de tocar, pero también de un modo de entender la vida. Araña un poco la Historia de los Estados Unidos antes de convertirse en Imperio. Y nos describe con su blanco y negro más sincero que nunca, dónde se halla el verdadero eco de la obsesión y la dulzura efímera, pero plena, de la felicidad por las cosas pequeñas.
Qué más se puede decir. Escuchad este tebeo. Es la Obra Maestra de Robert Crumb.
Crumb ganaba pasta por sus historietas transgresoras y con la realización de cubiertas y diseños, de ahí que luchase con ahínco por aquel asunto de violación de derechos con el 'Keep on trucking'. Se metió en un lío y el IRS (el Internal Revenue Service, o sea el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, que es como Hacienda aquí a los efectos de aquella movida) declaró que el señor-hijo-de-militar-pero-desviado-del-buen-camino Robert Crumb debía un montante de impuestos que no podía pagar: 20.000 dólares, más interes. Hablamos de 20.000 de 1978.
Crumb se vió obligado a vender su casa, su colección de juguetes (le encantan) y su colección de discos de vinilo (muchos, viejos discos de 78 revoluciones por minuto, los Disco Antecessor del iPod, para que se entienda) y bastantes de sus dibujos originales para afrontar la deuda con el Estado. Aquel año salío con su grupete musical, los Cheap Suit Serenades, a hacer una gira y, con ayuda de la publicación CoEvolution Quarterly, que solicitó a los aficionados donaciones para echarle un cable con el asunto de las deudas, recaudó una buena pasta en el concierto benéfico que se celebró en el Berkeley Community Theater. Obtuvo 8.000 dólares.
Recuperó parte de sus juguetes y de sus discos. También se mudó.
Esta historia la cuenta Gilbert Shelton en el ilustrativo prólogo a este tebeo de Crumb que, para mi gusto, consituye la perla de sus Obras Completas. Aquí se ha expuesto la versión más documentada de Patrick Rosenkranz (Rebel Visions. The Underground Comix Revolution. 1963-1975, Fantagraphics Books, 2002)
No es importante la veracidad de lo sucedido, pero sí creo conveniente subrayar que la historia rememorada nos demuestra dos cosas:
A. Crumb tenía un refugio para su misantropía, en los juguetes, en los viejos discos.
B. A Crumb le quería su público, la gente le amaba.
Estas historietas que aquí se recopilan, procedentes de distintas revistas y fanzines, escritas y dibujadas en distanciados momentos de la vida artística de Robert Crumb, constituyen la esencia como historietista de llamado 'gurú del underground', a quien se le suponía de vuelta de todo, amigo del escupitajo reverberante y tipo huraño con graves problemas de autoestima y posada del odio a sí mismo y al resto del mundo.
Error: Crumb es un autor de una ternura insondable, una que ya se intuía en sus historietas misóginas y en su relato biográfico patético, pero que aquí brilla con luz cegadora. Una ternura, además, que sabe comunicar. De ahí que su público se volcara con él.
En estas 'merry melodies' demuestra el autor su gran amor por la música temprana, por aquella que vio nacer esa parte de la cultura que, según muchos, ha sido la única aportación original a las artes de los Estados Unidos: el jazz (y su hijastro el rit'm'blues). Al menos de una parte, entre ficticia y real, la protagonizada por músicos apenas conocidos como Frank Melrose, Jelly Roll Morton, Charlie Patton y otros (más alguna psicodelia prescindible usada aquí como relleno).
Crumb hace declaraciones de amor por la vida en estas viñetas, cuenta historias anónimas de músicos que apenas entrevió la Historia. Rescata el encanto de lo puro, de lo no travestido por la muela demoledora de la modernidad. Busca la autenticidad de un modo de tocar, pero también de un modo de entender la vida. Araña un poco la Historia de los Estados Unidos antes de convertirse en Imperio. Y nos describe con su blanco y negro más sincero que nunca, dónde se halla el verdadero eco de la obsesión y la dulzura efímera, pero plena, de la felicidad por las cosas pequeñas.
Qué más se puede decir. Escuchad este tebeo. Es la Obra Maestra de Robert Crumb.
CRUMB: Melodias Animadas, de Robert Crumb. Con prólogo de Gilbert Shelton
La Cupula : ROBERT CRUMB OBRAS COMPLETAS #13
Libro de historietas en rústica, 28 X 22 cm., 64 pp., b/n. 7,95 euros
ISBN: 84-7833-683-4
Texto promocional: "Sobradamente documentada está la afición de Robert Crumb por los viejos discos de blues y jazz; vinilos de 78 rpm previos a la explosión de la cultura de masas y a la concepción de la música como producto. De ellos se ha valido el maestro como inspiración a la hora de dibujar sus cómics y de interpretar los temas de su propio grupo, The Cheap Suit Serenaders.
También para narrarnos breves biografías de pioneros de la música cuya autenticidad frecuentemente les llevó a vivir en la miseria; para construir historias acerca de intérpretes imaginarios; para contarnos sus andanzas como coleccionista obsesivo; para dar rienda suelta a la psicodelia.
Para dibujar, en definitiva, algunas de las mejores historietas que ha dado nunca el underground. Melodías todas ellas de ayer, pero con plena vigencia hoy."
La Cupula : ROBERT CRUMB OBRAS COMPLETAS #13
Libro de historietas en rústica, 28 X 22 cm., 64 pp., b/n. 7,95 euros
ISBN: 84-7833-683-4
Texto promocional: "Sobradamente documentada está la afición de Robert Crumb por los viejos discos de blues y jazz; vinilos de 78 rpm previos a la explosión de la cultura de masas y a la concepción de la música como producto. De ellos se ha valido el maestro como inspiración a la hora de dibujar sus cómics y de interpretar los temas de su propio grupo, The Cheap Suit Serenaders.
También para narrarnos breves biografías de pioneros de la música cuya autenticidad frecuentemente les llevó a vivir en la miseria; para construir historias acerca de intérpretes imaginarios; para contarnos sus andanzas como coleccionista obsesivo; para dar rienda suelta a la psicodelia.
Para dibujar, en definitiva, algunas de las mejores historietas que ha dado nunca el underground. Melodías todas ellas de ayer, pero con plena vigencia hoy."
Reseña de Manuel Barrero. Tebeosfera recibió servicio de prensa de La Cúpula.
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