lunes, 9 de enero de 2006

Travis: Cibernacion, de Duval y Quet (Recerca)


CUANDO EL PRESENTE NOS ALCANCE.

Reseña por Antonio Santos (de la serie La voz en el desierto / 12)


DELCOURT financia las aventuras (gráficas) del audaz corsario estelar STEVEN TRAVIS y sus compis, un puñado de selectos con el cual cruza temerariamente las lindes del Sistema Solar y el ciberespacio, paisanos aguerridos y todoterreno que detestarías encontrar en la sopa.

Una nueva propuesta de RECERCA EDITORIAL, la editorial amiga, que publica los tebeos que jamás esperaste leer.

Datos técnicos.-

TRAVIS/2: CIBERNACIÓN. Aparecido en la COLECCIÓN CI-FI Nº 9. Recopilatorio de los álbumes de Travis 4 y 5. De propina: KARMATRONICS. CIBERNACIÓN lo perpetran FRED DUVAL al guión; CHRISTOPHE QUET lo dibuja, coloreado por PIERRE SCHELLE y STÉPHANE ROSA. El jugoso complemento, KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA, lo escribe Duval, dibujado por FRED BLANCHARD y coloreado por FABRYS. Una publicación de Recerca Editorial. Dirección editorial: XAVIER MORELL. Traducido por ALFONSO BRAVO. Diseño y rotulación: SULACO STUDIOS. ISBN: 84-96402-34-6. Tomo de 156 páginas a todo photoshopcolor valorado en 12’95 euros e impreso en Coria del Río.

Del país del Inspector Clouseau.-

Referiremos las aventuras de Travis, un patilludo pelirrojo con pinta de extra fugitivo de BRAVEHEART metido a astronauta, en su segundo volumen. Nuevamente, nos hallamos ante un producto duro y sofisticado, sellado dentro de parámetros específicamente delimitados que, sin embargo, han perjudicado el transcurso de la historia, un detalle irritante, pues este Travis roza la perfección: la férrea fidelidad a la tradición de la bandée dessinée ha mermado su calidad.

Esta segunda entrega nos lleva a la estación orbital de la ONU (estamos en el feliz año 2053) donde el patillas de Travis se implicará en la resolución de los tejemanejes de una peligrosa conjura judeomasónica (no son ellos, pero quedan guays como conspiradores) que está conduciendo la sociedad a la guerra total (la de siempre). Este follón lo armó una IA (conocida como EL JEFE, que aparece en portada, esa especie de robot segmentado que tanto recuerda a la IA dominante de TRON), valiéndose de la codicia de dos corporaciones rivales a las cuales, con maquiavelismo digno de SKYNET, enfrenta esperando desencadenar el holocausto nuclear y caníbal.

Tras abundantes peroratas y algunos tiritos en la cubierta C, descubrimos que El Jefe es una identidad multicerebral (de unos hippies en hibernación y conectados en red) y que sus diversas personalidades están en conflicto, de modo que el mandamás, esto, El Jefe, sufre episodios paranoicos. La segunda entrega del segundo volumen embarca al patillas a la búsqueda de estos congelados, a fin de neutralizar la amenaza que supone Der Führer, esto, El Jefe. Para eso, cuenta con la sofisticada ayuda de la Sita THUNDERCAT (que se note que no vemos dibujos animados), asesina enchufada a La Estro, esto, El Jefe, cuyas habilidades no superan a las del peligroso asesino y compi de aventuras de Travis, un caracortada lleno de virus informáticos.

Conclusas las ominosas aventuras de Travis, guardián del espacio y piojoso émulo de HAN SOLO, nos introducimos en las fantasías pixeladas de la joya oculta en este tomo: KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA, peculiar e interesante historia (la mejor y con méritos) que corres el riesgo de obviar, fatigado tras la lectura de las farragosidades narrativas y gráficas de la colección madre.

Cuesta creer que el guión pertenezca al mismo sujeto.

La trama y los actores.-

Sospechamos que Duval es acérrimo del cyberpunk y de su profeta, WILLIAM GIBSON, pues todo su Travis rebosa influencias emanadas de sus lecturas. Cualquier lector medianamente metido en esa harina lo reconoce rápidamente. No obstante, han desaparecido las oscuras connotaciones sociopolíticas descritas en esas obras (infoleyendas sobre tirados de la vida que, súbitamente, ascienden a superhéroes, siendo incapaces de lidiar con la faena, con lo cual reafirman su condición de fracasados). Duval describe un 2053 estéril y limpio, con cambios (sociales, culturales, científicos) mínimos o casi inapreciables respecto a nuestro presente. Hay veladas, borrosas incluso, insinuaciones a hipertecnología, que no terminan de concretarse. Hasta ROBOCOP simula ser más del futuro, pese a los punkies y piojosos que dominan sus calles, típicos de los 1980. Y sin tantas alharacas sobre nanobots, neuroconexiones a la Matriz y chuminadas ciberespaciales.

Travis tampoco es un portento de la acción y la aventura, por mucho que Duval pregone que sí. Es un cliché puramente francobelga (donde abundan los ejemplos de héroes similares), un europeo sofisticado, poco dispuesto a emporcarse aunque siempre esté inmerso en suciedad y pringue, más capaz de matar de tedio con su verborrea que con sus armas. Procura quedar impoluto y resguardado.

Duval fue incapaz de sintetizar los diálogos y el argumento, de modo que ha espesado su Travis con una masa de texto que frena notablemente su curso. Tampoco se ha lucido alternando una plancha de acción con otra de diálogo / con / explicaciones. Apostó a que el suspense (o los lapsus de microsuspense) redundarían en su madurez como narrador cara al lector, rompiendo la unidad de la acción, difuminando la potencia de su efecto en el lector.

Quet, y su decidido empeño de niponizar su arte, a fin de hacerlo más atractivo y suculento al lector, no ha sabido desenvolverse, trasuntando confusamente el hacer de MASAMUNE SHIROW, para dinamizar la historia. El resultado ha sido pobre y, en ciertos momentos, difuso, malogrado, por ende, por el editor, sin duda empeñado en aglomerar en las planchas 8, 9 y más viñetas, para ser fiel a su origen, sacrificando la espectacularidad que exige el manga (con habituales splash pages o páginas de 2 o 3 viñetas máximo).

Y mantiene a sus personajes en un peligroso estado de inmovilidad e indiferencia. Aun cuando corren o luchan, están quietos, pese a la docena de efectos cinéticos que emplea. Tampoco logra imprimir emotividad en ellos. Sus emociones son tan sintéticas como los recursos informáticos y el color espléndidamente administrado a sus planchas. Queriendo ser el masca, con su rendición al manga, ha ignorado otros estilos que le hubiesen beneficiado, como estudiar a JOHN BUSCEMA o GEORGE TUSKA, superdinámicos, dueños de la puesta en escena y el movimiento.

Los secundarios tampoco se hacen de querer. Tienen algo, como teflón, que te resbalan. Y los malos están tan estereotipados que mejor ignorarlos. ¿Cómo empieza el volumen? Pues haciendo un cameo a TERMINATOR.

Lo más lamentable de este Travis es que empieza, como mínimo, de forma sugerente, mas Duval y su tendencia a la inflamación del diálogo infunden al tedio.

El planteamiento en que funda su historia resulta hasta incongruente. Sugiere que para 2053 Europa va a partir la pana, una vez Estados Unidos se agote, y por tanto, la ONU (esa organización de la que todo quisque se cachondea) tendrá un poder tan considerable como para mediar, exitosamente, en todo conflicto, trayendo pan, luz y justicia.

Como (presuponemos) fan de Gibson, ha cometido el pecado de obviar la pujanza de China y Japón para las décadas inminentes.


¿Europa, potencia mundial? Pero ¿qué esnifas, Duval?


El valor del espacio en blanco.-

El lector, saturado de abigarrados textos y viñetas de Travis (y su IA compañera e inútil, BETTY, una especie de ciberCAMPANILL, lo cual endosa a Travis un complejo de PETER PAN, tal como puede constatarse en la contraportada), las puertas del cielo se abren de par en par. Cuando no parecía posible mejorar… ¡lo hace!

Protagonizada por uno de los secundarios de la serie madre, KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA nos zambulle en un ciberespacio gráfico de piratas y electroasesinos, de Parques Jurásicos en código binario donde uno se retira a cuidar de sus mascotas y mutar de aspecto con tanta facilidad como beberse un vaso de agua, lo cual abre un infinito (o casi) juego de posibilidades; describe un novedoso sistema de acción, donde los sucesos ocurren a velocidad luz y los segundos son extremadamente valiosos; la apariencia cambia con un pensamiento, obteniendo una cantidad de recursos casi ilimitados, siempre y cuando poseas el programa necesario.

En contraste con Travis, este KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA resulta ágil y rápido como un engranaje perfectamente engrasado. Persiste la duda de que Duval sea su guionista. Hasta el planteamiento gráfico logra la ilusión de resultar innovador y revolucionario, y todo con la simple inserción de espacios en blanco y la ágil distribución de los textos, detalle que la vista agradece.

Especial mención de honor merece el dibujante, Fred Blanchard, quien se inspira en MIKE MIGNOLA para lograr un sorprendente efecto de agilidad y plasticidad, de vida y color, que las claustrofóbicas páginas anteriores lloraban por obtener. Blanchard no teme a los planos detalle: los derrocha, consciente tanto del valor del espacio en blanco como de la leve distorsión, casi caricaturesca, de la expresión de los personajes, trasplantando emoción, emotividad e intensidad en los semblantes y la mímica corporal.

La obra se beneficia, considerablemente, del empleo de iconos y recursos informáticos, redundando en su calidad. De pronto, hemos pasado de contar con un limitado número de recursos a tener una variedad casi inagotable de ellos, incorporables a nuestra obra con sólo un clic. Son el complemento / elemento ideal para este tipo de historias.

La incorporación de las técnicas informáticas, empero, no debe ser el motivo principal de la historia, sino comprender que se trata de una valiosísima herramienta capaz de proyectar nuestro trabajo a grados superlativos.

Sería un craso error generar una absoluta dependencia a esta técnica.

Por desgracia, KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA no es totalmente original. Se inspira en MONA LISA ACELERADA, de Gibson. Pero eso no es óbice para desmerecerla. Este dato es meramente accesorio.

En resumen.-

Sin duda, KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA es el más valioso argumento que pueda esgrimirse para adquirir este tomo. Valorado en conjunto (y teniendo en cuenta que llegamos a la mitad de la película), irrita sobremanera que un par de detalles idiotas enturbien el éxito de este Travis. Quedan constatados, pero los repetiremos para aquellos que se limitan a leer los resúmenes.

El ansia de populosidad de Quet, el dibujante, ha perjudicado Cibernación al emplear una técnica gráfica que no domina del todo (no ha sido una feliz conjunción de estilos la empleada) y la verborrea literaria del guionista ralentiza notablemente su curso, así como su mal elegido sentido del drama. Y, finalmente, el empecinamiento del editor por constatar su origen. Grosso modo, este es su principal defecto.

Empero, cuenta con abundantes créditos a su favor: el argumento, la historia, el dibujo, el color, parte del elenco y el anexo de las páginas de bocetos. También el que supone una interesante (y en su medida, audaz) propuesta que pone los dientes largos. ¿Por qué ahí fuera se desarrollan proyectos así y aquí, donde la calidad desborda y se nos obliga a buscar mercados foráneos, cuando se proponen, te miran como digno candidato al psiquiátrico?

¿Durante cuánto más tiempo deberemos estar sometidos al yugo de la mediocridad y las componendas, de los favoritismos? Esto perjudica seriamente a la industria (agonizante por sí, mas asesinada a sabiendas), pues se prefiere priorizar el amiguismo al talento.

Lo mejor.-

KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA.

Y la portada.

La página.-

La 25 de KARMATRONICS: NEOLIBERTALIA: lo compendia todo.

La frase.-

¿Qué creías, Flanagan? ¿Qué la Matriz era un camino para una nueva conciencia mundial? ¡Hace tiempo que el término “neobobo” está en uso!

Lo más rallante.-

¿Por qué se repite la página 45 en ambos números de Travis?

Lo peor.-

La espesura de los diálogos de Duval, exhaustivos hasta la nausea.



Reseña de A. Santos. Tebeosfera recibió servicio de prensa de Recerca.

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