En fin, es Mis circunstancias, un buen tebeo, que siendo la misma obra es ahora mejor tebeo por su levemente más cuidada edición. Sería reincidir sobre lo ya dicho si añadimos un nuevo análisis sobre esta obra, que constituye para muchos españoles un puntal del subgénero autobiográfico y que ha dado alas a todos esos jovenzuelos sin vida (aquí es un Trondheim de 30 años, con muchas vivencias en su carrera quien narra) para publicar sus propias historietas biográficas y concurrir en lo que se ha querido etiquetar como corriente: "la nueva melancolía", según F.H. Cava y otros, "nouvelle vague spagnole" según ciertos franceses.
Como reseña, pues, sigue siendo válida la que en su día publicamos en Tebeosfera, escrita por César Ramírez para la edición quinta. La reproducimos aquí:
"Trondheim es un autor privilegiado. De ser un absoluto desconocido en nuestro país está pasando a amasar una considerable legión de admiradores que esperan con entusiasmo dejarse maravillar por el savoir faire del francés. Sin embargo, tanto en España como en el país vecino su éxito no ha sido fulgurante desde el primer momento, sino más bien producto de una dedicación, una constancia y una notable presencia en el mercado (no en vano, se trata de uno de los autores más prolíficos que podamos encontrar en la actualidad) que han terminado por
acercarle al gran público.
Lewis (nacido en 1964) tuvo la mala fortuna de comenzar a dar su primeros y titubeantes pasos dentro del mercado francés en un periodo en el que, debido a la emergente crisis de las revistas de historieta tradicionales, la receptividad para con nuevos talentos era escasa. No obstante, este contexto de recesión supuso el germen de multitud de propuestas procedentes de editoriales independientes que con otras armas (la voluntad de innovar, el conceder un lugar de privilegio a temáticas menos convencionales, la modestia) consiguieron suplir las carencias de un mercado a base de talento y entusiasmo, permitiendo así que jóvenes promesas encontrasen un lugar en el que crecer como artistas. Trondheim colabora con varias de ellas hasta que entra a formar parte de L'Association, un peculiar colectivo de artistas metidos en el papel de
editores. Precisamente a esta etapa de la vida del autor corresponden los hechos narrados en la obra que nos ocupa, Mis Circunstancias. La edición española de éste tebeo, autobiográfico en contenido y catártico en pretensiones, surge en un momento idóneo, puesto que la popularidad de La Mazmorra, quizás el mayor éxito de Trondheim, está alcanzando cotas inusitadas, hasta tal punto que son necesarias segundas tiradas de los primeros álbumes y parece garantizada la aparición de una nueva entrega de la serie cada tres o cuatro meses (todo un récord en un mercado como el nuestro). A su vez, otra obra clave en la trayectoria profesional del francés como es Lapinot goza de una reciente versión en la lengua de Cervantes.
Ahora, como decía, llegó la hora de conocer un poco más sobre la figura de este autor, y de que mejor manera que a través de sus propias palabras y del medio que tanto ama.
Esta es básicamente la propuesta de Mis Circunstancias : un recorrido por las obsesiones, miedos, virtudes e imperfecciones de una parte de la ecuación que el lector de cómics habitualmente desconoce; la persona que está detrás de ellos. Así pues, a lo
largo de ciento cincuenta páginas ininterrumpidas de historieta, Lewis nos transforma en testigos de excepción de unos importantes años de su vida sin escatimar todo tipo de evelaciones pertenecientes al ámbito personal, ya sea en boca del trasunto del autor (un ave indeterminada con el ceño perpetuamente fruncido) como a través de un elenco de secundarios de lujo (colegas de trabajo en su mayoría) que constituyen toda una fauna en más de un sentido. Personajes que, en manos de Trondheim, representan instrumentos con los cuales alcanzar el
objetivo principal del libro; llegar a desnudar el alma humana, con sus miserias y grandezas, haciendo gala de una virtud de la que habitualmente se presume, pero que raramente se posee : la sinceridad.¿Y cómo es Trondheim?
Malhumorado, falto de voluntad, maniático, imaginativo, con un escaso repertorio emocional, introvertido... en definitiva, humano. ¿O no? El (genial) epílogo en el que diversos aludidos dan su versión de los hechos mostrados y su relación con el autor siembra las suficientes dudas como para que desconfiemos de lo leído, si bien el lector más avispado seguramente llegue a la conclusión de que los dispares puntos de vista no tienen por qué contradecirse entre sí, sino que corresponden a la percepción de distintas facetas de la naturaleza humana. En cualquier caso, la inclusión de semejante epílogo, además de un simpático contrapunto a la historia, constituye por sí misma una prueba de la sinceridad que rezuma por las páginas del libro.
Todos sabemos que el "slice of life", género en el que se encuadra el tebeo, además de proporcionar un conjunto de obras notables al medio es propenso a todo tipo de excesos por parte del autor al situarle en una tentadora situación. El juego de poner al descubierto las
propias debilidades corre el peligro de convertirse en un adictivo "más difícil todavía" que, en manos inexpertas o poco capaces, puede dar lugar a resultados incluso risibles cuando las pretensiones son otras bien distintas. Algo de eso hay en Mis Circunstancias, pero conforme va avanzando la historia, Lewis encuentra el equilibrio adecuado entre el realismo y la sana autocrítica, permitiendo que el lector no se distancie más de lo necesario de lo narrado. Por
lo tanto, la pregunta que cabría hacerse sería la siguiente ¿merece la pena leer una obra de dimensiones considerables tan sólo para conocer lo autocompasivo e inseguro que es su autor? Si cuenta con el despliegue de recursos narrativos y la maestría que Trondheim reparte con notoria generosidad por todas y cada una de las páginas de la misma sin duda alguna, a pesar de que, al fin y al cabo, se nos cuente una historia que de extraordinaria tiene bien poco. Lo cual, por otra parte, no deja de ser una cuestión de perspectiva.
Eso sí, los que no simpaticen con el "slice of life" mejor será que se abstengan, puesto que
encontrarán poco (o nada) de su gusto en este tebeo. Mientras tanto, los demás disfrutaremos con hallazgos como las hilarantes reuniones de L'Association, la conmovedora disconformidad de Lewis con su propia imagen corporal o insólitos desdoblamientos de personalidad. Anécdotas a caballo entre la realidad y la fantasía, el recuerdo y la ficción, narradas de forma sublime, como tan sólo un gran conocedor del medio de la historieta sería capaz, y que en definitiva
convierten la lectura del volumen en una auténtica delicia si somos capaces de entregarnos sin reservas al juego propuesto.
Además, estamos de suerte, puesto que la edición de Astiberri no desentona para nada con la calidad de la obra. Una atractiva cubierta, distinta de la original, sirve como carta de presentación para un volumen compacto y manejable en el que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle, encontrándonos con aciertos tales como la expresiva labor de rotulación de Miguel B. Nuñez o la inclusión de una introducción firmada por Antoni Guiral bastante útil a la hora de contextualizar la obra. Tan sólo se podría lamentar la ausencia de plastificado en la cubierta debida a un malentendido con la imprenta que a la postre ha redundado en una notable
disminución del precio final del producto. Un aspecto que nos obligará a tratar el tebeo con un esmero que, sin duda, se merece.Con respecto a la traducción, el no disponer de la edición original dificulta realizar cualquier
tipo de valoración acerca de su acierto o falta del mismo, pero a simple vista se puede detectar algún error fruto de una interpretación demasiado literal de ciertos términos. Es el caso de la fiesta en el estudio de Trondheim, donde el lector puede llegar a sorprenderse con el revuelo general causado por la pareja que está "besándose" en el cuarto de baño, a no ser que conozca los múltiples usos del verbo francés baiser, alguno de los cuales concuerda mejor con las onomatopeyas que provienen de detrás de la puerta. De todas formas, estos minúsculos defectos no constituyen un impedimento para disfrutar de un tebeo enorme que, teniendo en cuenta el desabrido panorama editorial español, constituye un oasis dentro de un desierto de mediocridad."
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