jueves, 1 de diciembre de 2022

La Guerra Fria en los cómics de la era atómica



La proliferación del armamento nuclear representó uno de los principales argumentos de la Guerra Fría, y los cómics no podían permanecer ajenos a ella. Como refleja Javier Fernández en su magnífico trabajo para Tebeosfera, los superhéroes pasaron de ser meros testigos de los ensayos nucleares (como sucedería con Superman en la detonación de Bikini Island), a implicarse en aventuras en las que debían evitar el peligro de una deflagración nuclear. Todo un reflejo del cambio de actitud de la sociedad estadounidense hacia la energía atómica.

Este cambio se percibe con claridad en el tratamiento de personajes y argumentos en el cómic de superhéroes en Estados Unidos. Desde finales mismos de la II Guerra Mundial empezaron a proliferar superhéroes que hacían uso de capacidades sobrehumanas nacidas de la energía atómica de la que incluso habitualmente adoptaban sus nombres. Como analiza Javier Fernández, esta tendencia coincidía justo con la etapa en la que Estados Unidos disponía en monopolio de armamento atómico y por tanto su poder destructivo se concebía como un aliado frente a la amenaza comunista.

Tras un exhaustivo repaso por superhéroes atómicos, el texto de Javier Fernández nos adentra en el reverso oscuro de la energía atómica. A medida que las posibilidades de que la Unión Soviética dispusiese también de armamento equiparable al estadounidense, el miedo a la amenaza que esta circunstancia suponía para occidente se trasladó a los cómics. Muchos héroes debieron enfrentarse al peligro de explosiones atómicas perpetradas por villanos, a menudo tras hacerse con los secretos de la bomba mediante tácticas de espionaje. El poder que mantenía a raya al comunismo se había convertido, de pronto, en un recurso en manos del enemigo.

Motivos atómicos en el cómic de superhéroes de la era atómica

 

Tebeosfera. Kimota!

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