Nacido como superhéroe combatiente contra el nazismo, en los años cincuenta el Capitán América se transformó en un luchador contra espías e infiltrados comunistas. De esta transformación del héroe abanderado nos habla en su texto Francisco Sáez de Adana, centrándose en los apenas cinco números que aparecieron de esa resurrección del Capitán América, y cuyo arte corrió a cargo principalmente de un primerizo John Romita.
Los mismos creadores de Steve Rogers, Joe Simon y Jack Kirby, idearon un sosia suyo ante la imposibilidad de seguir publicando al Capitán América tras abandonar Timely-Marvel. El nuevo superhéroe, Fighting American, dotado de una dimensión irónica que le faltaba a su anterior creación, fue concebido desde su mismo origen como un exacerbado combatiente del comunismo, al que se representaba, como nos recuerda Sáez de Adana en su trabajo, con notas grotescas: desde monstruos verdes que evocaban las series B de ciencia-ficción, hasta zarrapastrosos villanos cuyo superpoder residía en su nauseabundo olor. La deformidad física de esos villanos representa una metáfora poco disimulada de la imagen del comunismo que en Fighting American los autores trataban de transmitir al lector.
Y es que, si algo destaca en esta serie, es la intención del personaje de defender el American way of life frente a infiltrados, espías y agentes desestabilizadores que, envidiosos de la prosperidad estadounidense, pretendían sustituirla por un sistema satélite de la Unión Soviética.
Héroes anticomunistas: el caso del Capitán América "Commie smasher" y de Fighting American
Tebeosfera. Azotes de la ignorancia
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