Los comunicólogos bien saben que las dictaduras suelen intervenir sobre la totalidad del campo cultural de una sociedad, ocupando los espacios prioritarios de los ámbitos del arte y la comunicación, como el teatro, la literatura, el cine, la educación en general y los medios de información mayoritarios (la prensa, la radio o la televisión). Por lo común, otros medios considerados más marginales, como la historieta, la música popular o el teatro independiente, por poner tres ejemplos, fueron menos atendidos por los dictadores o sus esbirros, permitiendo así que en ellos se fraguasen críticas hacia el nuevo sistema impuesto.
Esto ocurrió con Ricardo Fuentealba en Chile, a cuya historia contracultural pertenece, autor con obra de fuerte carga expresiva, muy simbólica y sin duda atrevida, que elaboró historietas aparentemente descompuestas para lanzar mensajes sobre cómo el terror militar había desetructurado la vida de los chilenos. Su libro Fuentealba 1973, reeditado y vigente en su mensaje, ha sido reseñado para este número de Tebeosfera por Marco Esperidión:
LOS TRAZOS SALVAJES DE RICARDO FUENTEALBA
Tebeosfera. Dictaduras fuera.
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