Japón y su producción artística, económica y cultural es uno de los objetos de estudio con mayor potencial de fascinación para investigadores e investigadoras de occidente, que ven en el país del sol naciente un crisol de tradición, capital y producción de sentidos todavía por explorar, analizar y comprender.
La propuesta de herstory de Breixo Harguindey nos lleva a la era Taishō, momento de la historia en el que las revistas femeninas niponas popularizaron el primer estilo en ruptura con su canon tradicional de belleza: el jojōga. Tras el seísmo de Kantō, estas mujeres se incorporaron a trabajos del sector terciario constituyendo su propia subcultura: las modern girls, versión local de las flappers estadounidenses. Las historietas sobre modern girls abundaron en la era Shōwa a manos de Yanase, Ono, Tanaka o Tōgō, despuntando en publicaciones como Tōkyō Puck, Yomiuri Sunday Manga o The Manga Man.
La interesantísima deriva icónica de la que da cuenta Harguindey nos lleva a una época de brillantes potenciales y resistencias políticas con la cultura popular como protagonista; y a su posterior proceso de censura con la II Guerra Mundial en el horizonte. Lo que nos lleva a la investigación realizada por el crítico Diego Salgado, que aborda el periodo comprendido entre la Segunda Guerra Mundial y finales de los años setenta del siglo pasado; período en el que el manga adquiere la dimensión creativa e industrial por la que es reconocido en la actualidad, una puesta en valor de la historieta japonesa donde el papel de las autoras es incuestionable.
Tras el conflicto bélico, las pioneras hacen tímido acto de aparición, con Machiko Hasegawa y Masako Watanabe como figuras más relevantes. A finales de los años sesenta, son tantas y con inquietudes tan similares como para hablar de todo un movimiento: el Grupo del 24, que introduce en el manga shōjo —enfocado en la lectora adolescente— atrevimientos formales y argumentales que elevan la condición artística del medio a cotas inéditas hasta entonces.
"Las mujeres, que no lo tienen fácil en las parcelas más conservadoras de la sociedad japonesa, tampoco son una prioridad para los hombres de la revolución y el underground. Al menos, hasta 1970, en que las jóvenes se rebelan por fin tanto contra el ostracismo en que las han sumido sus compañeros activistas, como contra la oleada de abortos a que han de someterse como consecuencia del desenfreno sexual posterior al ocaso de la agitación estudiantil. Para ellas, la lectura de manga realizado por chicas de su misma edad, incluso cuando opta por el escapismo, representa un acto de inspiración y empoderamiento. Las mujeres del Grupo del 24, como ponen de manifiesto sus cómics y sus vidas, están lejos en todo caso de ser conformistas."
Ero Guro-Nansensu: Manga y 'modern girls' en el Japón de entreguerras. BREIXO HARGUINDEY.
La Era Shōwa y el Grupo del 24: Las mangakas de la Modernidad. DIEGO SALGADO.
Ero Guro-Nansensu: Manga y 'modern girls' en el Japón de entreguerras. BREIXO HARGUINDEY.
La Era Shōwa y el Grupo del 24: Las mangakas de la Modernidad. DIEGO SALGADO.
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