Cuando el mundo era pequeño y el poder temible la crítica
la ejercitaban los cómicos. Allí nació la sátira, que burlaba al poder
con los disfraces del poeta, del actor o del bufón, únicos lenguajes con
los que el pueblo llano podía comprender las críticas.
Cuando el mundo se hizo grande, todo mito se volvió real y los ciudadanos aprendieron a comprender. El poder seguía inspirando temor, pero los mecanismos con los que operaba fueron más sofisticados. Entonces el autor satírico cambió la bufonada por la metáfora surrealista, que llegaba con más eficacia al público al que quería convencer.
Andrés Rábago comenzó haciendo humor surrealista en las revistas del franquismo para denunciar la inoperancia y estulticia de los poderosos. Casi cincuenta años más tarde sigue utilizando un universo surrealista para lanzar sus dardos satíricos contra la corrupción e infamia de los poderosos, que no cesa.
Ficha espectacular de Félix López.
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