Ibero Mundial de Ediciones fue un sello que abrió muchas puertas a propuestas editoriales en el ámbito del cómic. Fue uno de los que más hicieron por traer al frente la figura de la mujer, otorgándole protagonismo en sus series aventureras de los primeros años sesenta (Lilian, Mary "noticias"), mostrando sin rubor su silueta de guitarra en los Mata ratos de aquella década, que luego regurgitó en publicaciones como Club del humor u otras. Pero los más importantes logros los consiguió el editor con la publicación en España de los cómics de los sellos americanos Warren y Skywald, en los cuales la presencia de voluptuosas muchachas era habitual.
Dossier Negro, desde 1968, Vampus, desde 1971, y Rufus, desde 1973, nos regalaron las pupilas con las mejores chicas de papel que por entonces pudimos ver, no obstante la censura logró tapar todas sus "vergüenzas" a tiempo, como ya dejamos expresado en nuestro repaso a estas publicaciones en el número 5 de Tebeosfera. Al hilo de lo anterior, recordemos que en 1972 arrancaron otras colecciones de horror en cuyas portadas las chicas mostraron más de lo acostumbrado, como Pánico de Vilmar, o Terror gráfico, de Ursus.
En 1973, Luis Gasca comenzó a publicar historieta de calidad en algunas de sus revistas editadas bajo el sello Buru Lan, como El Globo y Zeppelin, una apuesta innovadora y arriesgada en aquel momento, por cuanto entre las viñetas de Al Capp había chicas espectaculares, e igualmente en las viñetas de Serafín o las de Crepax. Fue atractiva también Modesty Blaise, serie que Buru Lan publicó remontada en 1974.
Aquel año fue también el de Lola, serie ampliamente comentada por Moreno Santabárbara, y también el año de Vampirella, que apareció espectacular y sobrecogedora en la primera portada de Garbo (empresa heredera de Ibero Mundial de Ediciones).
El círculo se cerraba y en 1975 arrancaba el erotismo en el cómic español.
Tebeosfera. Un rastro de viñetas.
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