El espionaje se fue filtrando en variedad de géneros a lo largo de los sesenta. En los tebeos policíacos, en los bélicos, en los románticos incluso. No faltaron espías paródicos y tampoco en subgéneros de otra índole, como el de superhéroes, que ya se estaba consolidando a lo largo de esta década como un género con características propias.
La conversión de Nicholas Fury, un militar con graduación (antes había sido sargento de los "Comandos Aulladores"), en un espía al servicio de los EE UU fue uno de los aciertos de Marvel a mitad de los sesenta. Y más porque contó con la fuerte personalidad de Jim Steranko, un autor adelantado a su tiempo que renovó el lenguaje del medio, introdujo la sicodelia en los cómics y luego inventó el concepto de graphic novel (junto con Byron Preiss).
Alejandro Cáveda, nuestro hombre en Gijón, ha revisado aquellos tiempos en los que Nick Fury imitaba a James Bond, sí, pero también avanzaba ideas para el Bond del futuro:
Tebeosfera. Espías de la evolución de los cómics.
Compañeros:
ResponderEliminarMe habéis reventado la entrada de mañana del blog, que iba sobre Fury.
De todos modos, hasta puede ser vinculada. Ser simbióticas.
Saludos,
A. Santos.
Hombre, reventar, reventar...
ResponderEliminar¡Barrenar en todo caso!
:)
NO, Antonio, tu entrada seguro que va a ser original, propia, contundente y distinta a la nuestra.
Pero estaremos atentos a tu historia de la frontera:
http://unahistoriadelafrontera.blogspot.com/
Salud
mb
"Barrenar": ¡oportuna corrección!
ResponderEliminarSi la lees, espero sea de tu agrado.
A.