sábado, 18 de septiembre de 2010

LOS ESPÍAS GALOS


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Los espías también se colaron en las historietas de Francia y Bélgica, a las cuales hemos decidido dar repaso hoy, en mitad de la década de los años sesenta, porque fue entonces cuando el mercado francobelga de las revistas experimentó mayor desarrollo en sus contenidos.
Uno de los acicates fue, sin duda alguna, Pilote, la revista nacida en 1959, que entre sus series desarrolló la del aventurero Bob Morane, un personaje de acción procedente de la literatura de bolsillo (las primeras historietas aparecieron en la revista Femmes d'Aujourd'hui, luego aquí durante los sesenta y luego en Tintin). Morane deambulaba entre viñetas resolviendo situaciones fantásticas en muchos casos, pero entroncadas con el espionaje ocasionalmente, como mandaba la moda. La serie fue creada para los cómics por Henri Vernes y Dino Attanasio, y luego le daría el toque final en lo gráfico William Vance.
Al año siguiente, en 1962, nació Fort Navajo, una serie que pronto pasaría a ser reconocida como Lieutenant Blueberry y que se ambientaba en el Oeste americano. ¿Cómo es que la citamos aquí? Pues porque a cierta altura del desarrollo de sus aventuras (por Jean-Michel Charlier y Jean Giraud), el teniente con la cara de Belmondo actuaría casi como un agente especial, metido en una trama de espionaje que concluía con un intento de asesinar al presidente de los EE UU.
Spirou, otra gran revista de historietas, incorporó sus propios espías durante los sesenta también, destacando sobre todo en este género la creación de Maurice Tillieux y Arthur Piroton Jess Long, agente especial del FBI involucrado en casos en los que eran habituales lo extraño y la fantasía.
La tercera de las grandes revistas de los sesenta fue Tintin, que destinó más espacio a lo policíaco y al espionaje. Recordemos que aquí corrían sus aventuras Blake et Mortimer, detectives aventureros que durante los años sesenta se vieron involucrados en casos de proporciones desmesuradas que bien podrían compararse con las misiones de Bond. Pero el gran aporte al género de esta revista fue la serie genuina de espionaje Bruno Brazil, un héroe inolvidable creado por Greg al mismo tiempo que escribía otras series de calidad mayúscula: Bernard Prince, Comanche o Luc Orient. Tenía lugar el nacimiento de Bruno Brazil en 1967, en un periodo en el que la imagen de los agentes secretos se había sofisticado en el cine y las historietas estaban plagadas de ellos. Pero este personaje descolló sobre la mayoría no sólo gracias a los originales guiones, también al estilo inconfundible de William Vance, lleno de ángulos y con composiciones asombrosas, que hizo de la serie una de las más populares del momento.


No podemos dejar de lado las revista nuevas, aparecidas en esta década, y radicalmente distintas. En
V magazine, por ejemplo, asomó en 1965 la serie Scarlett Dream, con una protagonista espía que actuaba bajo las órdenes de la ONU. A similar organización, la OMS, pertenecía Docteur Justice, personaje nacido en las páginas de Pif Gadget, pero ya en 1970 y dentro de una temática paródica.
En este repaso no podemos dejar de citar los "petits formats", los tebeos de menor difusión e importancia (y calidad) editados por sellos como Artima, donde los géneros tuvieron mayor explotación. De las series de agentes secretos editadas de esta forma destacó especialmente la del agente OSS 117, con larga vida literaria anterior a su aparición en el cómic, en 1967, y que gozó, en paralelo, de una docena de adaptaciones al cine.

Para dejar constancia de este repaso, disponemos aquí dos fichas de serie de dos de los personajes mencionados: Bruno Brazil y OSS 117. Ambas, de
Félix López (con una ayudita de Carlos de Gregorio):




Tebeosfera. Espiamos en todas las tebeografías.


2 comentarios:

  1. Errores había sobre los principios de Bob Morane que hemos corregido gracias al oportuno de nuestro colaborador Carlos de Gregorio.

    Informados quedáis.

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  2. El oportuno chivatazo, claro.

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