La búsqueda de nuevos formatos en las industrias editoriales de cómics ha sido constante. El agotamiento de las fórmulas de edición por entregas se constató definitivamente en los ochenta, década en la que, por fin, cristalizaron las propuestas que algunos editores pugnaban por establecer desde mediados de los sesenta. Los graphic album, las graphic novel, las limited series y los prestige comics fueron brotando en busca de su nicho en el mercado, hasta que pasados unos años los formatos de tipo libro acabaron por conquistar las librerías (en esto estamos).
El "formato" prestigio fue utilizado como excusa para vender los mismos tebeos con otra piel: en rústica y con aspecto lujoso, con lomo en vez de con grapa. En España, incluso, se vulneró la naturaleza original de los cómics al vendernos variados "prestigios" consistentes a veces en simples comic books servidos con tapa de cartón.
Obviamente, nunca fue un formato. Fue una argucia. Incluso se usó esta etiqueta para nombrar colecciones. La primera de ellas la han catalogado nuestros tebeditores con verdadero esmero:
Tebeosfera. Catalogadores de prestigio
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