Sláine ha funcionado como atractor de lectores jóvenes hacia un medio que parecía haber quedado anclado en lo consuetudinario, al mismo tiempo que como ejemplo de los personajes cínicos y hasta sociópatas que plagaron los tebeos de los ochenta y noventa, aquellos que absorbieron los planteamientos del antihéroe para explotarlos como héroes.
Antonio Santos nos da su ración semanal de crítica con una aproximación al primer Sláine, al cual compara con Conan, y raspando un poco la superficie de una obra que en España no ha obtenido una edición completa, pese al mucho interés que pareció suscitar en su día.
Tebeosfera. Los escenarios más fantásticos
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