En este nuevo volumen recopilatorio de Tato (el octavo, el primero en la nueva Colección El Jueves) el personaje vuelve a demostrar que es un joven (¿veinteañero? ¿treintañero?) que no acepta su paso a adulto perpetuando un comportamiento infantiloide. Si bien la serie comenzó tratando sobre las desventuras del trabajador precario, estando ligado Tato a un empleo de repartidor de pizza, en las historietas que se seleccionan en este libro el objetivo principal del protagonista es VIVIR SIN TRABAJAR. Es cierto que asiste a numerosas entrevistas de trabajo, pero en ellas su fin es conseguir un puesto de trabajo por encima de sus posibilidades, no aportando preparación alguna para el mismo y usando todas las triquiñuelas que se le ocurren (sin éxito, claro). Además, la mayoría de las veces lo que pretende es buscar una alternativa al trabajo, una forma de poder desarrollar la vida que le gusta (básicamente, dormir y follar) sin dar un palo al agua. De hecho, solamente en una ocasión le vemos desempeñando un trabajo (p. 43), acoplando piezas de muñeco en una cadena de montaje (lo cual sirve al autor para esgrimir una “sutil” crítica al sistema capitalista). Un personaje definitivamente irremediable, irresponsable, con mal gusto y menos capacidad intelectual, malviviendo con sus compañeros de piso, que llega a tener como imagen idealizada de vida perfecta la de un perro (p. 7) y cuya némesis es la cucaracha común, ya transformada en personaje secundario e inamovible de la serie (acaparando muchas portadas) y a la que, a pesar de todo, llega a usar para la consecución de sus (deshonestos) fines (p. 29). Pero el personaje no hace al autor. Es decir, lo que podría suponer una excusa para el humor grosero y... hum... zafio, en las manos del genial Monteys (autor todavía por descubrir en su plenitud; créanme) supone un uso del recurso humorístico como pocos autores pueden manejar. El grafismo de Monteys ha alcanzado un nivel que permite la sonrisa solo con ver a los personajes; pero no se conforma con esto, y como ya demostró en otros trabajos (la inconmensurable serie de Carlitos Fax) su uso del lenguaje de la historieta y del humor conceptual tiene pocos ejemplos similares en el panorama español actual. Valgan como ejemplo las historietas de las páginas 44 (cuando todo el mundo duerme, sus almas vuelan libres para disfrutar ¡excepto la de Tato, tan vaga como su dueño!), 50 (mostrando de forma ejemplar el funcionamiento del peculiar cerebro de Tato) y, sobre todo, la de la 23, una brillante metáfora sobre la resistencia al paso del tiempo: cuando el año 2004, en forma de arquetípico anciano venerable, va a dar paso al nuevo año 2005, con forma de niño pequeño, Tato recurre al anciano año 1998 ¡que tiene secuestrado en un cajón, y del que no quiere desprenderse!
Este recopilatorio merece tanto la pena como el resto de los dedicados al personaje; pero téngase en cuenta que los recopilatorios de El Jueves, en todos sus formatos, son ANTOLOGÍAS que seleccionan el material publicado en revista. En este caso en concreto recoge material desde julio de 2004 hasta febrero de 2006, y se quedan fuera al menos 23 historietas. ¿Habrá posibilidades en el futuro de tener un “TODO TATO”?
TATO. FRACASANDO A LO GRANDE.
Albert Monteys
Colección El Jueves
Ediciones El Jueves / RBA Libros, Barcelona 2008
ISBN: 978-84-9741-575-0
DL: B. 20291-2008
Álbum en cartoné
64 páginas, color
Reseña de Javier Alcázar
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