Un broche de oro para este ciclo de conferencias en torno a este medio y a este lenguaje, pues Ricardo Cámara Lastras es no sólo uno de los más veteranos dibujantes satíricos españoles, también es un hombre de inteligencia afilada y experimentado, conocedor del ámbito de su profesión y de los límites de sus obras. No hemos podido conocer el contenido de su conferencia porque los medios de información conquenses no lo reprodujeron, ni un extracto, pero sí hemos tenido acceso al folleto de presentación, muy bien escrito, cedido por
Reproducimos lo más destacado de estos tres documentos y sus fotografías de acompañamiento:
«Nacido en Madrid en 1952, Ricardo Cámara Lastras, “Sir Cámara” tras iniciar su andadura profesional en los estudios de unas cuantas agencias de publicidad, comenzó a firmar con el que ya iba a ser su seudónimo habitual en El Diario de Cádiz, iniciando una trayectoria cuyo siguiente paso le llevaría a la redacción de una revista tan emblemática dentro de la historia del humor español como fue
A su faceta como humorista gráfico hay que añadir sus trabajos como colaborador radiofónico en Radio El País o en Radio Cadena y su meritoria aventura como director de una pequeña emisora de FM en Fuente El Saz de Jarama. También cabe señalar los artículos firmados en distintas publicaciones con sus otros alias de Daniel Gálvez, Signatario o Martín Zalacaín. Y por supuesto su abundante presencia editorial con una nómina de libros entre los que figuran títulos como “De
De la entrevista que le practicó Jesús Huerta para el diario Cuenca y que apareció en la página 12 del complemento VIVIR de la edición del día 26 de marzo extraemos estas perlas:
«Yo comencé mi andadura cuando era ‘chavalín’, en Cádiz. Me quedé sin dinero para volver a Madrid, y conseguí que me dieran alojamiento y empecé a dibujar una viñeta durante una semana y media en el Diario de Cádiz. Con eso conseguí pagar el billete de vuelta para regresar. Así empezó la historia. Luego continué y fui a la redacción de
(…) ¿Cómo se convierte uno en humorista gráfico?
Yo trabajaba en agencias de publicidad y allí se hacían dibujos, montajes, fotografías... Llega un momento en el que quería hacer muchas cosas para las que me faltaba formación. Así, producto de una mente inquieta, decidí dar el salto al medio prensa, a dedicarme a interpretar el acontecer diario, y eso te lleva a lo que se a podido ver 35 años después. Entonces te das cuenta de que te conviertes en un cronista de la historia, vas haciendo interpretaciones día a día y vas dando forma a la historia más reciente Y en eso estamos.
(…) ¿Le gusta ‘dar caña’ desde su tira? ¿Es esa la misión del humorista gráfico?
La obligación de cualquiera que se dedica a la sátira y a la crítica, entendida como remover conciencias, es la de sacudir y no dejar a nadie derecho para que esas conciencias no se apoltronen. Hay que dar y dar fuerte contra todo poder establecido, a un sitio o a otro, que es algo que algunos no entienden. A mí no es que me guste dar a uno en particular, lo que ocurre es que en el día a día hay quien te da más motivos. Lo hemos visto en ios últimos años, que no han sido una legislatura sino una’legisladura’. Ha sido la política del todo vale en la que cualquier cosa servía para hacer ruido y por tanto, para dificultar la gobernabilidad.
Hablaba antes de que ya con la Codorniz, topó con la censura. ¿Se la ha encontrado frecuentemente?
Todos tenemos alguna cicatriz de guerra. Yo tuve una en 1978, por causa de Blas Pinar, un dirigente de la ultraderecha que, afortunadamente, poca gente recuerda, y que me pedía nueve millones de las antiguas pesetas. Aquello fue un sinvivir, porque este tipo representaba a gente muy exaltada, que de alguna forma te podían identificar por la calle y partirte la cara. Llegamos a los tribunales, llevé de testigos a algunos colegas, como Forges y Fernando Onega, y allí nos vimos las caras. Ya estaba a punto la causa por desacato a un tribunal militar, imagínate... Finalmente
¿Aún hay que ir con cuidado?
Ahora la censura está en otros sitios. Hay una autocensura porque, principalmente, tienes que seguir viviendo de esto. Los límites nos los ponemos cada uno. Yo no soy partidario de vulnerar los principios que marcan el buen gusto, la decencia entendida como el respeto a la intimidad de las personas... También hay que saber en qué empresa periodística, para qué banco, en definitiva, trabajas.
(…) ¿El lector de hoy en día comprende el humor gráfico?
Te voy a contestar a la gallega. ¿Tú conoces al autor de las caricaturas de Mahoma?
No.
¿Y el que hizo la portada de los príncipes de El Jueves?
¿José Luis Martín?
No, el autor de la portada es Guillermo. Fíjate lo que han trascendido estos dibujos, pero no se conoce a sus autores. No nos conoce nadie, salvo cuatro obsesivos seguidores de nuestro trabajo, que saben los puentes que tenemos en nuestra dentadura postiza. Pero en general, le suena Mingóte a los más mayores, y los funcionarios recortan el chiste de Forges para colocarlo en su despacho, y poco más. Yo llevo 35 años en esto y no me conoce nadie. Hubo un tiempo en el que los caricaturistas éramos un vehículo de los políticos en
¿Cuál es el personaje que más juego le ha dado?
Va por épocas. Rajoy tuvo una precampaña que me llevaba a sacarle todos los días. Antes fue José María Aznar, al que le dediqué un libro cuando dijo que no se presentaría a la reelección, ‘El libro de José’. ¡Fue una panzada a dibujar Aznares! En los últimos años de Felipe González también lo dibujaba como un púgil desfondado, a punto de morder el polvo. Es el día a día el que te marca los personajes.
¿Y Zapatero?
Zapatero da juego en la medida que lo da. Es un hombre tan funcionario, y como el físico pare ce que le acompaña... Puede que esta segunda legislatura actúe de una forma más presidencialista, pero mientras no me dé motivos para situarle en el plano de la maldad, y hasta ahora no me los he encontrado, le sitúo más bien en el terreno de la casualidad, de la simpleza... Me tiene que dar argumentos, quiero verle gobernar y creo que esta va a ser su legislatura.»
La periodista Mamen Eslava del diario El Día le practicó una entrevista muy corta que apareció, con foto más risueña, el mismo miércoles, y si bien únicamente le planteó cuatro interrogantes las respuestas de Sir Cámara fueron de lo más lúcidas. Reproducimos el núcleo de la entrevista al completo:
«¿Cuál cree que fue el papel de los humoristas gráficos en el Franquismo y durante la transición?
Después de muchos años de profesión te paras en la cuneta a pensar en para que servimos, en cómo éramos y en como somos y te das cuenta que en aquellos finales del Franquismo aportábamos algo porque fue una etapa muy dura y nos utilizaron, y nos dejamos utilizar, para que el tejido social de este país se fuera movilizando. La opinión se hacía más digestiva a través de una viñeta gráfica o una tira.
¿Qué rumbo ha tomado ahora el humor gráfico?
Ha evolucionado mucho y eso es positivo porque gente que esta en una posición en otra se expresa, más o menos parapetada en medios de uno u otro signo, pero la pena es que no hay un vivero de nuevas promesas porque no hay gente con habilidades plásticas y suficiente criterio periodístico para trasladarlo a la opinión pública.
¿No cree que haya cantera?
Hay gente que maneja muy bien el ordenador y la infografía pero yo considero el humor gráfico una subespecie del periodismo, por ejemplo en Francia se reconoce como tal con una asignatura específica. Aquí hemos sido los hijos pequeños y pobres, a los que sólo se nos pregunta cuando hay de por medio alguna buena causa.
¿Qué momento vive la profesión actualmente?
Estamos en un impass en el que unos hacen que hacen, los que hacen y dan permanecen ignorados, y al final, hemos quedado como elementos ornamentales, claro que unos con mayor repercusión económica que otros (ríe). Para ser muy gráfico, el humor gráfico es como una preciosa nave que navega con muchos remeros en la bodega y dos o tres que van tomando el sol en la popa.»
Informó: Alberto González Martín
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