(de su serie La voz en el desierto, entrega 34)
Aunque la mejor forma de reseñar resumidamente Deathlok sería: Historia de un fracasado en estado de putrefacción (detalle en el que barrenarán, tomándolo como el gran puntazo de la historia), debemos concederle que procede de la época en que todos los tebeos rebosaban energía, imaginación e ímpetu. Es una lectura puramente evasiva, sin pretensiones ni esperanzas de alcanzarlas, porque su creador, por mucho que la bienintencionada opinión de EDUARDO DE SALAZAR nos insista en lo contrario, falló en conseguirlo, igual que los guionistas invitados a participar en la iniciativa. Lanzado al albur de las viñetas en apelotonadas páginas paridas a veces hasta por “EL BULLPEN ENTERO”, Deathlok da tumbos por una NUEVA YORK derruida siguiendo un rastro, una pista, los bosquejos de una misión tan maltrecha como su propia constitución.
Datos técnicos.-
Deathlok el demoledor. Generoso y fenomenal tomo editado por FÓRUM en la línea BIBLIOTECA MARVEL, 2003. Agrupa material aparecido en ASTONISHING TALES, MARVEL-TWO-IN-ONE, MARVEL TEAM-UP, MARVEL SPOTLIGT y CAPTAIN AMERICA, entre 1974-1984. Creado por RICH BUCKLER, que se encargaría de su dibujo en la saga principal además. Artistas invitados: DOUG MOENCH, BILL MANTLO, DAVID ANTHONY KRAFT, MARV WOLFMAN, J.M. DE MATTEIS, al guión. Al dibujo y tinta: el Bullpen y MIKE ZECK. Moench explica el porqué del título. Traducido por SANTIAGO GARCÍA, rotulado por MÓNICA GARCÍA. ESTUDIO DINA&MITA coloreó la cubierta (obra de Zeck y BEATTY); FORJA DIGITAL corrió con la realización técnica. Eduardo de Salazar incluye completa y profusa explicación en páginas informativas. Páginas: 370. Importe: 10 €. (No podemos dejar un eurito de propia. ¡Mecachis!)
De qué va.-
Año 1985: LUTHER MANNING, coronel y eminencia estratégica, resulta despedazado y muerto durante unas maniobras; 1990: sus restos son reciclados por el comandante SIMON RYKER como un ejecutor CYBORG que no tarda en ser pirateado por la identidad de Manning, la cual se impone a la computadora integrada que supervisa su actividad y su programación, marcándose el objetivo de erradicar su parte artificial y reintegrarse en la sociedad. Pero su mundo se ha desplomado mientras yacía en la cadena de montaje, y su búsqueda a través de las ruinas puede llegar a ser peligrosamente estéril.
El putrefacto hombre del porrón de millones de dólares.-
Como hábilmente nos señala de Salazar en sus páginas y que nos guía con destreza a través del tortuoso vericueto que fagocitó al personaje, desvinculado de su saga y en constante GUEST STARRING de otras pintorescas colecciones, Deathlok es el desafortunado germen de iconos de su mismo pelaje: ROBOCOP y TERMINATOR. El masivo FUTURO REPRESENTANTE DE
Pero, entusiasmado con la revelación, de Salazar olvida que Deathlok, a su vez, es una corrupción (nunca mejor dicho) de una popularísima serie de TV que ha dejado su impronta en la cultura americana. Sorprende que obvie mencionarlo, pues casi no hay episodio de LOS SIMPSON donde no hagan una guasa a EL HOMBRE DE LOS SEIS MILLONES DE DÓLARES (en Hispanoamérica EL HOMBRE NUCLEAR), que a su vez se basaba en una novela titulada CYBORG. Trama de la serie:
STEVE AUSTIN (salerosamente interpretado por LEE MAJORS), astronauta, se pega un toñazo de órdago y queda reducido a pura purria. La ciencia reconstruye con dispositivos computarizados y mecánicos los órganos y miembros mutilados (los mismos que pierde Manning, qué casualidad).
A su debido tiempo, al HOMBRE BIÓNICO le endilgaron una parienta biónica, suponemos que para que no se sintiese solo en las frías noches de las computadoras. Pero esa es otra historia… y mala. (Nota: el remake televisivo de este mismo año sobre
No necesitamos recalentarnos las meninges para imaginar que Buckler, tirado en su sofá viendo la teleserie, decidió copiarla dándole un giro más cataclísmico a la trama y tan inusual que ni él mismo llega a aclararse de qué va. Que firmas como Mantlo o Moench, guionistas de talento, auxiliasen a Buckler a pilotar el barco no evitó que se estrellase en los acantilados. Buckler tenía un puñado de ideas buenas que se esforzó en avinagrar mientras trataba de plasmarlas con coherencia. Impregnó de un cierto interés a su creación, la suficiente como para tener una especie de relación amor/odio con él. Interesante, frustrante, innovador, caprichoso… impresiones que oscilan de un extremo al otro del espectro, sin encontrar un término medio.
Deathlok acumula fallos de RACORD brutales (porque Buckler quería –confiesa- darle un marcado aire cinematográfico a su historia. No sabemos con qué referentes, si de LEONE o PECKIMPAH, logrando empero una emulación de las secuencias cinéticamente desarrolladas por el inmenso WILL EISNER, a quien Buckler, un hombre JACK KIRBY en estilo, copia sin pudor); los personajes salen a empujones, de forma estrambótica, y vagamente caracterizados. Dos ejemplos: MIKE TRAVERS, el compi de Maninng, sale por que… ¡bueno, debe tener un compi! La amante de Ryker, NINA, la enchufan al panel de controles… y ahí se queda; no llegamos a saber si logran desconectarla y cómo (el recate de Travers es ambiguo). Los demás personajes son todos amorfos y traicioneros. Abusando de FLASHBACKS nos va contando sucesos previos que han ido menoscabando el físico de Deathlok. Ryker (y quedémonos con el nombre) es un megalómano que sueña enlazar su mente con lo que resulta ser un bosquejo de
Buckler va perdiendo el norte en una serie de giros y lirismos artísticos que parecen un intento de darle un grado de calidad inusitado que destacara su producto del MAINSTREAM de
Desvinculado de las directrices de Ryker, Deathlok vagabundea por una Nueva York en ruinas poblada por otros cyborgs, caníbales y una ralea de asesinos lobotomizados, buscando a un cirujano que le desmonte de su parte mecanizada y le permita volver a casa, por Navidad, con la parienta y su chavalín. Problema: es un cadáver despedazado. Así que, aunque hallase al cirujano que le arrancase de las entrañas de la máquina, ¿qué iba a quedar? Esta elemental lógica, que debería fecundar las iniciativas de Manning, no se contempla para nada. El tío avanza y avanza, eliminando enemigos que le salen al paso como los muñecos de una galería de tiro, e improvisando sobre la marcha, como Buckler.
Pero, como buen padre creador que es, Buckler le soluciona la papeleta y ¡empiezan a aparecer CLONES de Manning a troche y moche! (como en la película de MICHAEL KEATON: MIS DOBLES, MI MUJER Y YO). Los hay donde uno quiera. Pega una patada a una piedra, ¡y sale un clon! La tecnología esbozada en la serie es digna de STAR WARS, pero sin embargo habitan un pedregal ruinoso inexplicablemente producido.
Ryker sembró Nueva York de cyborgs, mucho más estilizados de aspecto, comparados con el grotesco referente al MONSTRUO DE FRANKENSTEIN que es Manning (no podía faltar la controversia del hombre/creando/vida, aunque sea a pilas). El mismo Ryker es un prototipo “fracasado” (jamás nos explican dónde radica su fracaso) empeñado en enchufarse a su OMNICOMPUTADORA.
Poco es lo que sabemos de dicha máquina (salvo que si destacamos sus siglas sale O(mni)C(om)P(utadora)) pero intuimos que se trata de una burda forma de INTELIGENCIA ARTIFICIAL similar a
La aberrante apariencia facial de Deathlok es otra de sus taras, aunque la vanidad de Buckler lo venda como un acierto de proporciones inmarcesibles. (Apariencia que podemos hallar en otros ejemplos de cómic, como CYBORG de los JÓVENES TITTANES o un enemigo de KILLRAVEN). Se le supone un alto operativo del grotesco gobierno Ryker (el consabido rollo totalitario orwelliano), pero tiene esa apariencia macabra y repulsiva. ¿Refleja un tic subconsciente de Ryker de la putrefacción de su propio sistema? Se nos vende que Manning (un bocazas de los buenos, por cierto) era la repera en estrategia: NAPOLEÓN, ALEJANDRO MAGNO y ERWIN ROMMEL en una misma sesera. Pero Ryker no incorpora su talento estratégico a su OCP de los amores: lo tiene de torpedo, mandándole cometer asesinatillos dentro de su muro, eliminando la oposición a su gobierno, cuya extensión y sobre quién gobierna ignoramos. Y la impulsiva conducta imprudente de Manning hace dudar de su capacidad e inteligencia.
Enigma resuelto: el ombligo del mundo es Nueva York.-
Comprendemos esto a tenor del tamaño del reino de Ryker: MANHATTAN. Maninng no sale en ningún momento de Nueva York. Todo cuanto acontece lo hace en sus polvorientas calles o en sus alrededores asilvestrados. Cuando la única amenaza que nos permite suponer que podría plantearle problemas a Deathlok (LOBO DE GUERRA) es abatido, el cyborg vuelve a vagabundear por las ruinas. Pero ¿qué ha causado tales ruinas? Ryker insinúa que proceden de una impune actividad terrorista. A renglón seguido afirma que no sabe muy bien cómo la ciudad alcanzó ese estado. Si fue debido a una guerra. Quién la inició y la ganó. No hay datos. No lo recuerda y su OCP no lo computa (!). Por no saber, Ryker no sabe si es el PRESIDENTE o DICTATOR de LOS ESTADOS UNIDOS o solo un megalómano con histerismos discursivos marca DOCTOR MUERTE aislado en un tecnofeudo. Esto delata el constante aire de improvisación que caracteriza Deathlok. ¡Se me ha ocurrido algo cojonudo, a dibujarlo! Luego, que los guionistas se partan los cuernos tratando de darle coherencia y línea argumental a mi última parida.
Ryker, por cierto, es el nombre de una isla y prisión aneja a Nueva York. En eso transforma Ryker la ciudad, bosquejando el diseño, más intrépido, de JOHN CARPENTER. Por lo tanto, es un nombre ajustado a un tirano. (Ryker había ido apareciendo en otras colecciones, efímeramente, y ya dando la murga con lo del supersoldado tecnológico.)
Pese al tambaleo argumental de
¿Qué hacemos ahora? Vale, no os asustéis, nuevo giro a la trama: Manning, benéficamente apoyado por
El personaje ya no daba para más, por culpa de una deficiente planificación original, pero la maquinaria le exigía producir. Buckler pergeña unas cuantas aventurillas en las que se hace una alusión gráfica a JESUCRISTO, el colmo del mal gusto. Con la estrambótica capacidad que tiene
Buckler se va, dejando desguarnecida a su cyborg, con lo cual consumatum est. Deathlok cae en picado. Los guionistas lo encuentran idóneo para hacerle bailar las más disparatadas tonadas (intento de MAGNICIDIO de JIMMY CARTER). Su calvario empieza cuando lo alistan a SHIELD,
Para calcular el grado de estupidez que alcanza Deathlok, analicemos la portada del tomo que recoge sus principales hazañas: empuña una especie de mira telescópica para apuntar al Capitán América. Pero ¿Deathlok no tiene ese tomate computarizado para eso? ¿Para qué necesita ese artefacto?
Y entre medio, los vaivenes pretencioso/filosóficos/existencialistas Marvel…
RoboCop.-
Deathlok cuenta con un muestrario de directrices que se calcarán, en esencia, en RoboCop. Pero el mecapolicía plantea una interesante cuestión metafísica que Deathlok no logra suscitar: RoboCop ¿es una versión de ALEX MURPHY o Murphy resucita a través de RoboCop? ¿Tiene alma? ¿Cuál es el límite de esta, y dónde yace? Deathlok no tiene ese problema, por mucho que de Salazar lo insinúe: Ryker congeló la mente de Manning, o sea, mantuvo vivo ese tejido. Su cuerpo pudo resultar muerto, pero no su mente. Buckler pudo plantear esta paradoja, mas lo deriva a un debate continuo, estéril, pueril, con la computadora que comparte inteligencia con Manning, a la cual aborrece pero apela acongojado una vez que trasladan su mente al ente orgánico clon (entendemos, por tanto, que también su alma). Y, amigo, resulta que la computadora le contesta. Los guionistas de RoboCop sí supieron desarrollar la paradoja, y VERHOEVEN la destacó de forma ingeniosa, creando, de paso, un referente icónico. A Deathlok, producto matriz, lo conocen en su taller a la hora de hacerle la puesta a punto, y con suerte.
Recapitulando.-
Deathlok es digno exponente de los setenta y su cine de catástrofes. Sus paisajes aparecen en películas de CHARLTON HESTON o YUL BRINNER, espoleadas por el miedo a que
En los 90, Deathlok revivió tímidamente con una nueva saga protagonizada por otro pollo; sus andanzas daban aún más grima. Y ALEX ROSS, para PARAÍSO X, lo repescó fugazmente. Como pare recordarnos quién fue.
Pero, pese a sus defectos, recomendamos este tomo, porque tiene algo. Una forma discreta como de magia, es un reflejo de una época, una forma como pulsaban las ideas. A veces hastía ese aire de HAMLET electrónico que tinta la charleta con la computadora, pero, en su conjunto, promueve nuestras simpatías.
Deathlok el demoledor (extravagante apelativo para alguien que NO demuele nada) pudo ser un revulsivo, tal como la ambición del creador esperaba, pero fracasó. Impericia, normas editoriales, limitaciones… Quién sabe. Disgusta su improvisación caprichosa. Deathlok promete. Merece ser recuperado y conducido a una gloria mucho más venerable que la cosechada hasta ahora…, enmendándole algunos caracteres, como ese atroz parche rojo.
Veremos la película qué tal funciona. En todo caso, siempre tendremos a RoboCop, un muy buen cameo a un personaje de tebeo creado una década antes.
Lo mejor.-
El trabajo de KLAUS JANSON.
La página.-
La 48.
La frase.-
-¡Aguanta, soldado! ¡Vamos a salir de aquí! (Es ambigua, y referente a la condición de “encerrado” que aloja el título de la obra.)
Lo peor.-
Su aire de compadreo.
A título personal.-
¿Podría alguien explicarme en qué Deathlok es un personaje “crítico y, a la vez (…) comprometido?” Crítico, ¿con qué? Comprometido, ¿con qué? ¿Nos sugiere esto que estaba enfrentado a
No veamos cosas donde no las hay.
Reseña por Antonio Santos
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