Bienvenido al mundo.
Reseña por José Manuel Hinojosa.
Bienvenido al mundo, de uno de los autores de cómics más brillantes de este país, Miguel Brieva, es una obra concebida desde la sutileza de la ironía como una enciclopedia que, en palabras del mismo autor, «únicamente aspira a recopilar todo el saber humano acumulado durante siglos», aclarando, eso sí, que esta tarea ha sido llevada a cabo por aliens, en un futuro indefinido en el que los seres humanos han dejado de existir, consumidos por su propia ambición desmedida.
Se produce de esta forma un distanciamiento de un primer mundo del que Brieva se siente totalmente ajeno.
«Con un estilo gráfico realista y cargado de símbolos del capitalismo occidental, Brieva pinta un mundo absurdo y terriblemente cruel en el que los valores morales han sido suplantados por la necesidad del consumo y la excepciones han sido eliminadas por el bien de la democracia y la seguridad. Un Bambi loco y asesino, un peluche nazi y un perro tan fiel a su amo que ante la orden de hacerse el muerto efectivamente muere, ante la indeferencia más absoluta». Juguetes rotos en un mundo totalmente deshumanizado. «Son apenas algunos de los personajes que habitan las extrañas viñetas de Miguel Brieva, un dibujante que parece dedicarse a intervenir viejas publicidades de los años ‘50 y ‘60, pero radiografiando la bilis que había debajo de aquella pseudoingenuidad».
A través de las definiciones que dan forma a la enciclopedia, el dibujante nos irá ofreciendo su particular visión de una sociedad en la que la maquinaria publicitaria y propagandística de nuestro neocapitalismo fascista-lúdico-democrático de consumo ha llegado a su culmen y parece habitar en todos las capas de la sociedad, ensuciar toda huella de valores sociales y éticos. Es una visión amarga de la realidad que nos rodea, que recurre «a esa imaginería, que es en esencia la de nuestro mismo régimen, sólo que algo más tierna e ingenua, para buscar cierto impacto emotivo y visual. Es algo que hasta la publicidad misma hace, en ese pulso permanente por fagocitarlo todo hasta las más altas cotas del cinismo» [Estos extractos proceden de Generación XXI]. Una estética que nos permite comprender el estado consumista de los habitantes de un primer mundo, absoluta y totalmente subyugado por la imagen y la publicidad, alejado por completo de cualquier tipo de actividad que conlleve un poco de reflexión. Un mundo absurdo y cruel, reflejo de nuestra actual sociedad consumista, uniformizada y carente de espíritu crítico. Una obra gráfica extremadamente original, lúcida y radical.
Miguel Brieva nos presenta un mundo superfluo, vacuo, en el que una de las mayores prioridades es la moda, el mundo publicitario, omnipotente en todos los niveles sociales, auténtico motor de pensamiento de muchos de los personajes que pululan por esta obra, que toman como voluntad propia cualquier dictado impuesto por los anuncios. Brieva nos muestra, desde una lúcida tristeza, que sólo importa la imagen en una sociedad en la que los seres humanos han perdido cualquier rastro espiritualidad, amenazada desde muy diversos ángulos. Y, obviamente para este narrador, el pensamiento, en estos tiempos, es un arma peligrosa, que conviene erradicar, a ella y toda persona que lo porte, por completo, algo que se señala en uno de los diálogos de “Clases nocturnas”, Cuadro resumen de la Historia de la Humanidad:
- Y así hasta nuestros días… Y ahora niños, ¿qué conclusión creéis que podemos sacar de la Historia? A ver…
- ¿Qué hay gente que piensa demasiado?
- ¡Exacto, Luisito! ¡Muy bien pensado! [p. 58]
No sólo el pensamiento; en estas viñetas también hay otros valores que deberían ser lógicos pero acaban por ser totalmente tergiversados como el constructor de campo en unas ciudades en las que sólo existe asfalto y la naturaleza ha quedado reducida a pequeños jardines. Otros valores inmensamente sospechosos, para la mayoría de la gente, son la sensibilidad, acosada de forma brutal en todos los frentes (La vida es difícil en la cabeza de un hombre sensible) [p. 113] y la petición, por parte de una familia sensata, del “reparto equitativo de las riquezas, el desmantelamiento de todas las multinacionales(…)” [p. 122], petición que se contrapone a un sistema de valores absolutamente hipócrita, inmoral y autodestructivo, el sistema, el autor nos lo recuerda en numerosas ocasiones, que conforma nuestra sociedad.
Bienvenido al mundo es una obra completísima, en la que no sólo el sarcasmo y la ironía se dan cita; algunas de las definiciones, que versan sobre los más diversos temas, contienen un lirismo exacerbado, que acerca estos textos a la poesía y puede recordar a las greguerías de Ramón Gómez de la Serna, definiciones, por ejemplo, como ésta:
ADULTO, residuo que queda tras el desvanecimiento de un niño. [p. 4]
Unido al lirismo de algunas definiciones, también podemos encontrar ejemplos de una lucidez asombrosa, como en este caso:
INFIERNO, lugar desagradable, caluroso y mal comunicado para pasar el puente de
En ocasiones, estas definiciones acaban convertidas en microrrelatos, cercanos al surrealismo, que, por otra, parte, también permite, a menudo diseccionar la realidad:
PASEO, salí a dar un paseo por la ciudad, pero por mucho que pedaleé y me desplacé, me parece que no logré salir, ya no de casa, sino de mi propia cabeza. [p. 95]
REALIDAD, aquello que nos impide decir cosas como, Aquel suceso tuvo lugar a
No es Ramón Gómez de
Un mundo personal e intransferible en que los trabajadores (Nos la han colado pero bien) son un engranaje, sin importancia, en un mecanismo que los utiliza hasta convertirlos en esclavos de una dictadura de mercado que los devora. Unos trabajadores, una clase media, que, Miguel Brieva nos advierte, son arrastrados por un individualismo exacerbado, una conducta en la que sólo importa hacer lo que a cada uno le dé la gana, aunque hagan lo mismo que otros. En palabras de Brieva:
«Cuando todo el mundo, creyéndose que hace lo que le da la gana, hace exactamente lo mismo que todos lo demás, tenemos indicios para sospechar que, o bien hemos llegado a una sociedad perfecta y sorprendentemente bien sincronizada, o bien se ha inducido muy hábilmente a la gente a pensar que es libre mientras que obedece de manera estricta». [Generación XXI].
En definitiva, Bienvenido al mundo es una obra personalísima, en la que el autor nos da su perspectiva sobre muchos de los asuntos que componen la sociedad actual, una sociedad, en opinión de Miguel Brieva, en la que, de modo amargo, quedan «expuestas las barbaridades y contradicciones sobre las que se erige nuestro modelo de vida y la condición humana en si misma»; una Enciclopedia repleta de un humor inteligente y fino con acertadas dosis de acidez, que hace que acabemos riéndonos de nosotros mismos, que nos obliga a pensar y pretende ejercitarnos en la difícil actividad de descubrir las mentiras, pequeñas y grandes; los mecanismos ocultos de un engranaje, el capitalista, que acaba por devorar a todos sus habitantes y acabará, si el ser humano lo permite, por devorarse a sí mismo, como podemos comprobar en la siguiente reflexión: «Creo que es responsabilidad de cualquier persona sensata que aspire a la libertad el comenzar a desmantelar, pieza a pieza, el complicado mecano que argumenta este disparate».
Una reflexión amarga sobre el mundo en el que nos desenvolvemos. Una creación de gran brillantez que ha de saborearse en pequeñas dosis, con tranquilidad, y que, creemos, se disfrutará más con cada relectura.
Mondadori : Reservoir books, 144 pp., color, 17 euros.
Reseña de José Manuel Hinojosa.
Fuentes:
http://zemos98.org/spip.php?article175
http://www.generacionxxi.com/entrevistas/brieva.htm
http://www.librodenotas.com/almacen/Archivos/002273.html
http://www.ladinamo.org/ldnm/articulo.php?numero=15&id=392
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