Secundarios sin suerte
Por Antonio Santos
¡También nos sumamos al encomiable espíritu de la recuperación de la memoria histórica! Presentamos, para deleite popular, siempre de un modo amable, pacífico, y sobre todo, ajustado a la verdad, hitos del cómic de ayer y de siempre, como Los Campeones, un supergrupo setentero que venció al DR. DOOM pero que fue incapaz de derrotar su propia clausura como serie.
Datos técnicos.-
SELECCIONES MARVEL Nº 9: EL MUNDO AÚN NECESITA A LOS CAMPEONES. LÍNEA EXCELSIOR, editado por PLANETA DeAGOTINI sobre material MARVEL en Mayo de 2000. Guión de BILL MANTLO. Poco inspirado (aunque correcto) dibujo de JOHN BYRNE y BOB HALL. Rutinario entintado de BOB LAYTON, DON PERLIN, DUFFY VOHLAND y MIKE ESPÓSITO. Coloreado primariamente por DON WARFIELD, BRUCE PATTERSON, GEORGE ROUSSOS, GLYNIS WEIN, I. VARTANOFF y PHIL RASCHE. Traducido por JOSÉ MARÍA MÉNDEZ. Rotulado por EUGENIA BERMEJO. Realización técnica: FRANCIS GONZÁLEZ. Portadas y página con bocetos de ésta: RAFAEL LÓPEZ ESPÍ. Recopilatorio de los números 11 al 16 de la colección propia; nos regalan el SUPER VILLIAN TEAM-UP 14. Bobadas surtidas a cargo de KURT BUSIEK. Apariciones estelares varias. Coste: 1.095 pesetas por 130 páginas, formato 27 X 19 cm. No está nada mal.
Intrascendental sinopsis.-
De golpe nos sumergen en una aventura de Los Campeones (era lo malo que tenía Selecciones: resumían lo mejor -según ellos- y dejaban el resto a tu apaño) que sucesivamente combatirán una aberrante invasión espacial, una megabomba también estelar, una memoria colectiva de insectos, problemas domésticos con los artefactos defensivos, y tras un leve respiro, y enajenados por un neurogás (ah, el viejo truco del gas), luchan contra Dr. Doom, MAGNETO, entre ellos y contra HULK, que pasaba por allí. ¿Qué más queréis? Provocan agujetas tantos oponentes.
Secundarios Asociados.-
Lógica deducción a la que llegamos cuando apreciamos la plantilla que componen estos bizarros Campeones (conforme a
Rebotados de los X-MEN, tanto el ÁNGEL (Vengador, ojo) como ICEMAN no son tampoco unos créditos colosales en los cuales fundirse la paga. Además, hay algo entre ellos, como que son más pareja que amigos, que dispara las alarmas homófobas. Y no es que Iceman, en una competición de poderes, sea manco. Pero todos los guionistas que tocaron la serie, contribuyendo a su no gloria, prefirieron dar mayor protagonismo al Ángel que al resto de sus compañeros.
El tomo reseñado recoge la denominada SAGA DEL ENJAMBRE, que a los responsables de las Selecciones le pareció lo más y más significativo para homenajear al grupo que, como novedad, beneficiaba con sus fabulosas facultades a LOS ÁNGELES, en vez de los saturados N.Y., una ciudad harto desconocida, más allá del cartel de HOLLYWOOD, como delatan los pobres fondos y planos generales dibujados.
Dicha saga quizás en su momento fuese una bomba (intuimos que más bien influye el sentimentalismo de los responsables de las Selecciones), con su manida trama a LOS NIÑOS DEL BRASIL y el alto mando nazi oculto en las pampas, con el aderezo egomaniático del dominio del mundo como meta, que parece más una compulsión que un objetivo. Todos estos pobres bastardos sueñan con lo mismo, pero dudamos de que, lograda su meta, supieran conservarla lo suficiente.
Mucho más estimulante, por su amena sencillez y escasas pretensiones, resulta el team-up Dr. Doom/Magneto, ¡qué dos!, atragantados con el mismo objetivo (¿lo adivináis?) y enfrentados en un bufonesco duelo esperpéntico de posturitas y prosopopeya estrafalaria.
Para irritarnos el cáncer de colon, nos meten una aventura con el más frustrante personaje de Marvel: EL EXTRAÑO, que tan pronto nos mata como nos salva. Y de postre, el perdedor de KAMO THARNN (conocido de Hércules) obsesionado con su bastón con cabeza de león y que Byrne copia directamente de JOHN BUSCEMA, hasta las poses. Iba a cansarse, el muchacho.
Como en todo maldito supergrupo, las personalidades quedan marginadas, anuladas o semi comatosas. Este tomo reafirma la observación sobre lo dañino que resulta para el ego juntar a tantas personalidades. Debido al esfuerzo de conseguirles cuotas protagónicas, los mejores quedan rasados con los peores, en vez de elevar a éstos al podio de los campeones.
Tampoco es que este grupo cuente con unos sujetos de interesante personalidad: el Ángel finge sentirse culpable de sus alas; Iceman no es más que un niñato inmaduro con pretensiones de SEINFELD; Hércules está totalmente perdido y a duras penas basquea su diálogo.
Por si fuésemos escasos de necios, la aventura empieza presentando al COLOSO NEGRO (y no es el título de una porno), un afro enorme (a ratos) que cumple la cuota racial de apariciones. Como es un imberbe de los superhéroes, lo enfrentan al ZANCUDO, otro patético portento superperdedor.
Rutinaria labor gráfica.-
Aunque uno de los alicientes básicos de este tomo es el trabajo de John Byrne, poco antes de que se aferrase a la iteración argumental y cuando estaba en su cúspide, en Los Campeones no hace nada excepcional. Byrne racanea su reputado talento y se limita a un trabajo rutinario. Cumple, desde luego, pero sin cansarse, dejando la impronta en cada plancha de su estilo característico; pudo esforzarse algo más, cosa que a la postre hubiese redundando en un beneficio colectivo.
Bob Hall lo imita aunque, naturalmente, con obvias limitaciones. Y Bill Mantlo debía sufrir un dolor vesicular cuando escribió el team-up entre Magneto (el asombroso mutante felpudo, siempre por los suelos) y Dr. Doom, volcando grandes dosis de desidia en las páginas iniciales. A ver, ¿qué hace Magneto entre la multitud, aparte de dar el cante? El Dr. Doom de Hall copia al de GENE COLAN en todo extremo. Parece ser que esos días la mesa de calcar estaba bien caliente del uso.
Recapitulación.-
Ninguna de estas deficiencias, pese a todo, disminuye el valor de este tomo. Ameniza y hace pasar un excelente rato, se trata de un portal abierto de par en par a un momento maravilloso del cómic, del MAINSTREAM, donde la locura creativa, más o menos inofensiva, más o menos exuberante, era más común y habitual que actualmente, donde supone un esfuerzo hercúleo.
Acaso este tomo no contenga un material muy adecuado (pese a Byrne), y a título personal hubiese escogido la saga de la presentación de Los Campeones, evitada por VÉRTICE, material mucho más potable y casi autoconclusivo.
Se percibe, sobre todo, que estos Campeones, el grupo de los purriosos de los demás supergrupos, nunca gozaron de una justa oportunidad, que la merecieron y que tampoco costaba tanto dársela, lo cual, a la larga, quizás haya constituido una gran pérdida. ¿Qué otras amenidades nos reservaban, una vez se hubiesen encarrilado en la dirección adecuada?
Como nota final, y teniendo en cuenta la seductora y provocativa figura de
La página.-
No encuentro ninguna de interés.
La viñeta.-
Sexta de la página 99 (Magneto el mutante felpudo).
La frase.-
Todas son agotadoramente tópicas.
Lo mejor.-
El delicioso rato que su lectura comporta.
Lo peor.-
La argucia sajona de Mantlo para derrotar a Dr. Doom.
Reseña de Antonio Santos. De la serie La voz en el desierto/ entrega 21
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes dejar un comentario, si lo deseas; no ofendas, si puedes. Gracias