Los editores de Dolmen nos informan sobre la nueva serie de humor, Nirvana, que publican a partir de esta semana. He aquí el extracto de prensa:
NIRVANA
Formato: 21x21 (mismo que Liberty Meadows)
Tipo cómic: humorístico.
Fecha venta: Primera semana de febrero.
Precio: 10,95
Páginas: 126 (b/n)
¿Qué es Nirvana? Se trata de una recopilación de tiras de prensa que llegan por primera vez a nuestro país y que están arrasando por media Europa, hasta el punto en que está desplazando a personajes como Mafalda o Spirou de los calendarios, diarios y demás productos de regalo habituales.
Nirvana está protagonizada por un personaje cabroncete que desde la cima de su montaña va recibiendo a todos aquellos que necesitan consejo.
Humor zen (si es que eso existe) a raudales que ahora por fin llega hasta España.
Así comienza la introducción a Nirvana:
En sánscrito Nirvana significa extinción. Así pues, si yo hubiese sido el editor o el autor de esta serie, habría puesto el título en la última página, en lugar del fin: Probablemente los mencionados señores también pensaron en ello, pero seguro que decidieron al final pesó más el miedo a que si ponían el título al final esto sólo se leyera en Japón. Ahora que la idea mala no era.
Pensad en el cine. Gran final con música ad hoc, dos amantes que se besan (o que follan, visto el cine de hoy y dejemos de lado el género de los enamorados) y la palabra Nirvana que aparece sobreimpresionada.
Seguramente el editor pensó en ello, pero por temor a quién pudiera ser el lector (o sea, los japoneses) dejó el título al principio. Una pena.
Una ocasión perdida. Bueno, volvamos al concepto de Nirvana, que ya empieza a ser pesadito. Es el objetivo último de la metempsicosis (que equivaldría a la encarnación en los días de fiesta): un ser vivo que al morir pasa a otro cuerpo que nace un cuerpo mejor o peor según cómo se haya portado el tal ser en su vida terrenal. A fuerza de tanta mudanza uno mejora hasta llegar a la extinción absoluta, la palabrita esa que aparecía sobreimpresionada mientras esos dos echan un polvo al final de la película.
A los occidentales nos parece que eso de lograr la extinción absoluta muy agradable no debe de ser, pero aún así nos hacemos todo los posible por alcanzarla en compañía de nuestros amigos, del resto de la humanidad, esforzándonos en contaminar y todo eso. Pero claro, los occidentales siempre hemos sido unos exagerados.
En cualquier caso, se puede llegar al Nirvana individualmente incluso en vida, y para ello basta con eliminar toda pasión y, con ellas, todo sufrimiento. Una beatitud cuya característica es la ausencia de deseos y, por tanto, de la conciencia, y la total indiferencia ante la vida terrenal. Oye, no la toméis conmigo, que estas cosas las dicen los textos sagrados del budismo. Vale, a lo mejor los simplifiqué un poco, pero si no os gusta id a una biblioteca. Bueno decíamos que queréis alcanzar el Nirvana, algo perfectamente comprensible teniendo en cuenta todo lo que ocurre. Total, que os sentáis cruzando las piernas, cerráis la ventana y apagáis la luz (por el bien de vuestras rodillas es mejor que os sentéis y crucéis las piernas sólo después de haber hecho el resto) y os ponéis furiosamente a pensar en no pensar.
Estáis equivocados."
NIRVANA
Formato: 21x21 (mismo que Liberty Meadows)
Tipo cómic: humorístico.
Fecha venta: Primera semana de febrero.
Precio: 10,95
Páginas: 126 (b/n)
¿Qué es Nirvana? Se trata de una recopilación de tiras de prensa que llegan por primera vez a nuestro país y que están arrasando por media Europa, hasta el punto en que está desplazando a personajes como Mafalda o Spirou de los calendarios, diarios y demás productos de regalo habituales.
Nirvana está protagonizada por un personaje cabroncete que desde la cima de su montaña va recibiendo a todos aquellos que necesitan consejo.
Humor zen (si es que eso existe) a raudales que ahora por fin llega hasta España.
Así comienza la introducción a Nirvana:
En sánscrito Nirvana significa extinción. Así pues, si yo hubiese sido el editor o el autor de esta serie, habría puesto el título en la última página, en lugar del fin: Probablemente los mencionados señores también pensaron en ello, pero seguro que decidieron al final pesó más el miedo a que si ponían el título al final esto sólo se leyera en Japón. Ahora que la idea mala no era.
Pensad en el cine. Gran final con música ad hoc, dos amantes que se besan (o que follan, visto el cine de hoy y dejemos de lado el género de los enamorados) y la palabra Nirvana que aparece sobreimpresionada.
Seguramente el editor pensó en ello, pero por temor a quién pudiera ser el lector (o sea, los japoneses) dejó el título al principio. Una pena.
Una ocasión perdida. Bueno, volvamos al concepto de Nirvana, que ya empieza a ser pesadito. Es el objetivo último de la metempsicosis (que equivaldría a la encarnación en los días de fiesta): un ser vivo que al morir pasa a otro cuerpo que nace un cuerpo mejor o peor según cómo se haya portado el tal ser en su vida terrenal. A fuerza de tanta mudanza uno mejora hasta llegar a la extinción absoluta, la palabrita esa que aparecía sobreimpresionada mientras esos dos echan un polvo al final de la película.
A los occidentales nos parece que eso de lograr la extinción absoluta muy agradable no debe de ser, pero aún así nos hacemos todo los posible por alcanzarla en compañía de nuestros amigos, del resto de la humanidad, esforzándonos en contaminar y todo eso. Pero claro, los occidentales siempre hemos sido unos exagerados.
En cualquier caso, se puede llegar al Nirvana individualmente incluso en vida, y para ello basta con eliminar toda pasión y, con ellas, todo sufrimiento. Una beatitud cuya característica es la ausencia de deseos y, por tanto, de la conciencia, y la total indiferencia ante la vida terrenal. Oye, no la toméis conmigo, que estas cosas las dicen los textos sagrados del budismo. Vale, a lo mejor los simplifiqué un poco, pero si no os gusta id a una biblioteca. Bueno decíamos que queréis alcanzar el Nirvana, algo perfectamente comprensible teniendo en cuenta todo lo que ocurre. Total, que os sentáis cruzando las piernas, cerráis la ventana y apagáis la luz (por el bien de vuestras rodillas es mejor que os sentéis y crucéis las piernas sólo después de haber hecho el resto) y os ponéis furiosamente a pensar en no pensar.
Estáis equivocados."
Informó: Vicente García
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