viernes, 29 de julio de 2005
Exposición / protesta en carretera
Los responsables de la revista satírica El Batracio Amarillo nos hacen llegar la siguiente nota de prensa:
"EXPOSICIÓN PROTESTA EN UNA CARRETERA DE GRANADA
Los días 29, 30 y 31 de julio (viernes, sábado, domingo) El Batracio Amarillo instalará una exposición de dibujos en la N-323, a la altura del Tajo de los Vados, es decir, en la carretera que baja desde Granada a la Costa Tropical.
Este acto se inaugurará a las 10 de la mañana del viernes 29, coincidiendo con la operación salida del presente mes, es decir, con los masivos atascos y miles de conos a los que está sometida la provincia desde hace demasiados años. Se expondrán chistes alusivos al asunto, perpetrados por autores granadinos.
Tal y como recogieron los medios de comunicación regionales y nacionales, el año pasado ya se avisó de esta iniciativa singular, encaminada a protestar por las marginaciones de carácter económico que sufre la provincia de Granada, entre otras las de carecer de comunicaciones viarias decentes que sirvan de respiradero a la ingente cantidad de población que en estos momentos circula por dicho territorio.
Además de la exposición se promoverán otras actuaciones reivindicativas con el objetivo de poner en pie a una provincia de 800.000 habitantes.
UNA MANIFESTACIÓN DIARIA DE 30.000 COCHES PITANDO
Ha llegado el momento de sacar partido a la adversidad. Puesto que nuestras autoridades pisotean con su desprecio a esta provincia, de cada atasco intentaremos hacer UNA MANIFESTACIÓN CASI DIARIA para oprobio de una clase política irresponsable. "Es la peor clase política del país", se publica a menudo. "Marginación", es la palabra que los medios de comunicación pregonan cada vez con más fuerza. La unanimidad en este caso es palmaria.
Los hechos corroboran que la tibieza en la defensa de los intereses granadinos hace pensar que estamos casi en manos de La Gallina Turuleta. Los intereses económicos son tratados con tanta frivolidad que podría confundirse incluso con el desprecio, con la desgana, con la pereza.
El ciudadano granadino está harto de que haya más kilómetros de promesas que de carreteras y comunicaciones. Los romanos hubieran acabado las autovías antes. Granada tiene personas emprendedoras, gentes que quieren desarrollar la provincia, pero con estas infraestructuras deficientes la sensación es que Granada es un cohete en manos de un niño.
Mientras que otros siguen hablando, el ciudadano va a pronunciarse. Es el momento de actuar.
Sus señorías políticas deben buscarse otra plaza para torear, porque al granadino ya no se le torea más.
Ha llegado el momento de que el pueblo asuma el liderazgo con la decisión, contundencia y responsabilidad que a otros les falta.
España debe conocer el quejido de nuestras gentes, para oprobio de unas autoridades que dicen estar "comprometidas" con la provincia.
Veinte años de indolencia, veinte años de promesas incumplidas, veinte años de negligencias y de maltrato, repercuten en el bolsillo, es verdad, pero con la misma intensidad repercute en el sentimiento, porque a nadie le gusta que lo posterguen sin motivos. Por lo tanto, aparte de exigir la realización de infraestructuras que pongan a Granada en el mapa, el pueblo exigirá a los irresponsables políticos que vengan a pedir perdón. Es nuestra manera de poner a salvo la dignidad de un pueblo cuyo silencio ha sido confundido con la mansedumbre. Pues bien, esa mansedumbre se ha terminado. La paciencia está colmada y es hora de pronunciarse. Han sido demasiados los años confiando en que nuestra buena voluntad fuese atendida, pero como no ha sido así, la buena voluntad se acabó. Se acabó la bondad, el servilismo y el silencio. Los irresponsables políticos y no otros son los culpables de que ahora queden aparcadas las palabras, porque ha llegado el momento de la acción.
Nuestras autoridades, que tienen un problema vasco y catalán, ahora van a saber lo que es tener un problema granadino.
UNA ECONOMÍA EN MANOS DE DON PIN Y PON
Colas kilométricas de coches, bajo un sol aplastante, protagonizan casi a diario atascos humillantes en nuestras tercermundistas comunicaciones. Trayectos que se hacen en una hora, como el que une Granada con la Costa, se han llegado a hacer en cinco horas. Otros, que se hacen en un cuarto de hora, como el de Motril a Salobreña, se han llegado a hacer en una hora. El visitante no repite visita, como es lógico, y en sucesivos desplazamientos preferirá otros destinos antes de aventurarse a peripecias tan inolvidables.
Las mercancías de nuestra flota de camiones, por otro lado, conllevan un mayor gasto, un peligro manifiesto para los propios productos, un atentado contra la paciencia de los conductores, que al final llegan tarde a los mercados de la geografía nacional. Los kilómetros en Granada son más largos que en ninguna otra parte, y esos kilómetros añadidos quedan registrados también en el corazón de los chóferes que deben dar una salida airosa a nuestra agricultura.
Las mercancías que evacuan en el Puerto de Motril, el quinto de España, se encuentran en la misma situación, con lo cual su economía es tan débil que pone en peligro la autogestión del enclave. Sólo hace falta sentido común para darse cuenta de que un puerto de esta naturaleza, si se dotase de buenas infraestructuras, podría generar dinero y empleo para aburrir a las calculadoras.
En mitad del dislate, los inversores, como también es lógico, prefieren colocar sus dineros en sitios menos peligrosos, con lo cual ayudan al fortalecimiento de otras economías que no son la nuestra. Otra vez no son la nuestra.
Al día de hoy la economía granadina, a la cola en todos los indicadores nacionales, no es competitiva. Estimamos que vive la provincia una pobreza inmerecida. "Al pobre todo el mundo le huye", dice el acerbo, y los hechos que acaecen en Granada la avalan como una frase de precisión matemática. Tenemos dos duros cuando, con las cosas en su sitio, podríamos tener diez, en definitiva. Sin embargo, desde todos los frentes la provincia sucumbe a una marginación cada vez menos justificada.
Un dato: la comarca de la Costa Tropical tendrá en pocos años el triple de población que la actual. ¿Por qué respiradero se evacuará tamaña fuerza demográfica? ¿Se lo ha preguntado alguien?
Desde hace veinte años se viene prometiendo por las distintas administraciones una solución, pero en la actualidad lo que hay son más kilómetros de promesas que de hechos. El hartazgo de una provincia de 800.000 habitantes es mayúsculo, y consideramos que ha llegado el momento de responder, sin más contemplaciones, a tan intolerables afrentas, por calificarlas con flojedad, ya que conducir la economía de una provincia rica hacia el despeñadero de la miseria merecería el calificativo de acto criminal.
"ÉCHALE UNA MANO A GRANADA"
El Batracio Amarillo, de este modo, apela a todos los sectores sociales de la provincia.
Aparte de la exposición, se realizarán otras acciones. Una de ellas, como decimos, consistirá en el reparto de 75.000 folletos que canalicen LA GRAN PITADA. Que cada granadino se convierta en un activista en defensa de sus propios intereses, esa es la cuestión, sin más; que cada granadino, con una sola mano, use su claxon durante los atascos para que su protesta se escuche en todos los confines del Estado.
Insistimos: puesto que la clase política en general no parece dispuesta a canalizar dichas acciones, sino que es más proclive a mantenerse servil a sus partidos, el granadino, de esa manera tan simple, con una sola mano, debe poner las cosas en su sitio. El Batracio Amarillo repartirá esos folletos por toda la geografía provincial, y atendiendo al descontento general, apela a la responsabilidad de los ciudadanos, a todos los trabajadores, a todos los empresarios, a todos los medios de comunicación, a hombres, mujeres y niños. A todos, incluyendo a las fuerzas de Tráfico, que se ven obligadas a gastar su tiempo en colocar los conos del doble carril cuando, en una situación normal, habría tareas más perentorias.
Ha llegado la hora de que todos los medios de comunicación del país vengan a Granada a certificar ante España entera este agravio sin perdón.
Granada no quiere callar más. Digámoslo de otro modo más lírico: ha llegado la hora de dejar de llorar como Boabdil para defender a esta tierra de verdad.
MÁS INFORMACIÓN TLF. 669220774 / 629775132 "