jueves, 30 de junio de 2005

Fiesta de mariquitas, de Koning (La Cupula)

Montaje con la cubierta, de Köning

¡Argh, el germen del Lobby Gay!

RESEÑA.- El título de este libro de La Cúpula de la colección ¡Me parto! debería estar integrado en el conjunto de novelas gráficas de temática gay que el sello barcelonés está ahora potenciando, porque realmente es uno de los que mejor bucea en la llamada 'cultura gay' que, para cierto sector de nuestra sociedad española, es un 'lobby gay'.
El presente libro de Ralf Köning, 'Fiesta de mariquitas', es uno de los que mejor definen su estrategia como humorista desde la otra acera: exige el reconocimiento de una naturaleza homosexual y de una sociedad que contemple con respeto sus opciones y derechos a través de un sangrante humor que es capaz de reírse de lo peor de las relaciones entre gays, precisamente.


En realidad este trabajo podría decirse que 'vive de las rentas' porque recopila historietas autoconclusivas del autor publicadas en distintas revistas alemanas y que datan de la primera mitad de la década de los 1980. Como los temas que trata pueden ser agrupados en bloques, se comienza por unos cuantos cómics de gays algo alocados preparándose para una fiesta y se sigue con la fiesta en sí. El resto son estampas cotidianas de las grandes desdichas y las grandes alegrías que sufren los homosexuales en una sociedad homófoba, como era la de hace 20 años.
Veinte años... Pese al tiempo transcurrido, los pesares, dudas, dramas y guarrerías que aquí se cuentan están plenos de actualidad en un país, España, en el que el día 30 de junio de 2005 se vota en el Parlamento una legislación sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. En Canadá fue aprobada esa legislación un par de días antes. En Europa sólo es oficial el matrimonio homosexual en Holanda y Bélgica; en Alemania, oficiosamente y según los casos.


Este asunto del mal llamado 'matrimonio gay' ha sido la comidilla de la vida pública, fuente de inspiración de columnistas de uno y otro bando y tema de conversación para todos, sin exclusión. También, motivo de movilizaciones, indisposiciones, tertulias radiofónicas y gallineros televisivos. Todos han querido expresar su opinión sobre un debate que, en el realidad, es muy personal y corresponde a la intimidad. Pero la lectura social (y política) es necesaria. Quizá sea exagerado afimar que con esta ley se avanza en la modernización y la democratización de la sociedad española, puesto que sólo es un primer paso para formular nuevos modelos de células sociales, pero tampoco puede aceptarse la tesis retrógrada y nominalista de que el 'matrimonio' debe ser exclusivamente heterosexual y, de no serlo, desintegra el concepto de familia. Bascular entre los extremos es lo que realmente está gestionándose mal en la opinión pública.


Lo evidente es que el amor no debería ser fiscalizado por instituciones políticas, confesionales o sectarias. Lo obvio es que las opciones sexuales forman parte de los derechos fundamentales de cada persona. Lo lógico es que si dos personas que se aman quieren formalizar una relación lo hagan. En otra esfera queda la aceptación o no de sus prácticas sexuales, por muchos aún consideradas 'desviaciones', lo cual tiene una razón antropológica enraizada en la estructura básica de la sociedad patriarcal que ha conducido a aberraciones como las de exterminios de homosexuales por los nazis o los maoístas, los campos de concentración cubanos, los encarcelamientos franquistas, etc., etc., etc. Nos lo recordaba Vargas Llosa hace unos días (El País, 26-VI-2005):


«detrás de todos estos argumentos [de rechazo] no hay razones, sino prejuicios inveterados, una repugnancia instintinva hacia quienes practican el amor de una manera que siglos de ignorancia, estupidez, oscurantismo dogmático y retorcidos fantasmas del inconsciente han satanizado llamándolo "anormal"»

Leer a Köning sería una excelente 'terapia' para quienes consideran la homosexualidad como una tara o hasta una abyección. Köning ridiculiza lo peor de los gays, porque también dibuja mariquitas alocadas, sensibleros que se deshacen en lágrimas ante 'Sissi', obsesos ávidos por chupar una polla, hipócritas reprimidos, viciosos con el ano atascado, 'maridos' celosos... 'Fiesta de mariquitas' constituye un repertorio de esa cara de la homosexualidad de la que alguna que otra vez nos hemos reído los heterosexuales. Como el mismo autor dice en la historieta 'Consejo para cinéfilos': «Se embellece la vida homosexual realista y trágica y se la presenta como un teatro de variedades despreocupado y centrado en el instinto». Una mediocridad vergonzosa, califica él.

Pero también hay una lectura en segundo plano de este tebeo, una que plantea el trauma de declarar públicamente la orientación sexual, que se pronuncia sobre el amor no correspondido, sobre los deseos ocultos o el derecho a querer ser feliz. La historieta de 1982 'Cómo creo Dios al hombre (y cómo Jesús lo echó todo a perder)' muestra a un Köning aún inmaduro gráficamente pero abiertamente irreverente que formula la heterosexualidad como una travesura de Jesucristo cometida tras crear su padre al hombre (de natural, homosexual). El planteamiento está en este bofetón a la iglesia católica, que es un modo de declarar que la naturaleza homosexual comienza por ahí, por el manantial natural, sigue luego por el venero de los derechos y desemboca finalmente en el delta de lo socialmente admisible.
A ver si es verdad que nos podemos bañar en esas aguas.

Una obra muy recomendable 'Fiesta de mariquitas'. Y más hoy, día indicado para regalársela a un heterosexual porque se reirá y comprenderá unas cuantas cosas. Si es heterosexual homófobo al menos se reirá.

FIESTA DE MARIQUITAS. De Guión: Ralf König. La Cúpula: Me parto, 15. Barcelona, 2005.
Álbum de historietas, 26,5 x 20 cm., rústica, 80 páginas, b/n. 6.50 euros

Reseña de Manuel Barrero. Tebeosfera recibió servicio de prensa de La Cúpula.