Por Antonio Santos (La voz en el desierto, entrega 56)
En el TAROT, misteriosa ciencia adivinatoria, el ARCANO MAYOR de
También este tebeo (bello cómic) versa sobre la búsqueda de una torre, de la cual dimana sabiduría y poder, así como tragedia y catástrofe.
Datos técnicos.-
Los guardianes del Maser. Lujoso tomo que agrupa los dos primeros volúmenes (
De qué va.-
Acuático y fabuloso planeta KOLONIA: tras la glaciación, sucede una breve y pujante era de hipertecnología. Tras este fulgor, su sociedad decae al barbarismo.
El líder de una aislada colonia de supervivientes decide partir en pos de
Pero el hombre propone y Dios dispone. La aventura se complica.
Incomparable marco...-
…para una historia que, nos lamentamos, no está bien narrada. No es que sea mala, o que carezca de interés. Al parecer, Frezzato (quien, en cada viñeta, nos da una lección magistral de dibujo y color), estaba tan absorto fijando los principios artísticos de su particular mundo, que descuidó la narración. El lector se siente, en algunas páginas, perdido, o disperso, tratando de situar al elenco y el porqué de ciertas situaciones, esfuerzo que le roba atención para comprender otros aspectos de la historia.
Por un lado, Frezzato recrea unas bellas, y casi oníricas, estampas de un mundo distante con ingredientes de amable comedia, mientras que, por otro, habla de un despiadado despojo de civilización y tecnología residual, siendo incapaz de encontrar el término medio. Por otra parte, los personajes tampoco acaban de calar en la estima del lector. El héroe (o la heroína) no está focalizado. Tomemos estos ejemplos: el líder que parte en pos de la torre es un saqueador sin entrañas, pero caracterizado como un bonachón o cascarrabias ABUELO DE HEIDI, o algún tipo de enano DISNEY, que, aunque gruñón, luego resulta tener un corazón de oro; el que suponemos el héroe de acción es un torpe inútil, revestido de los tics del género de supervivientes (misántropo, áspero, ataviado casi con harapos, posesivo, avezado, incapaz de sentir remordimientos), que no se aclara. Quizás Frezzato perseguía ese efecto a posta, pero el personaje emite una sensación de actividad totalmente contraria.
Leal al canon, incorpora una hermosa fémina (la de la portada), llena de carácter y recursos que, de la lectura, deducimos que es entregada al sacrificio pagano y fáustico de la virgen para pagar, a terribles dioses o demonios sanguinarios, alguna oscura sabiduría. La gran amenaza de este WATERWORLD resultan ser las acciones imprudentes y conductas temerarias, díscolas, de los protagonistas, tatuados y tarados por unos experimentos genéticos de propósito desconocido, más que la surtida fauna de enemigos “humanos” o animales que pueblan estas islas, envueltas en brumas, o rodeadas de aguas turquesas.
Escatológico.-
También hay gusto por ciertas bromitas sobre las heces y las defecaciones que logran concitar la repelencia. Tratando de “marcar la diferencia”, Frezzato ha elegido el más rectal argumento para hacerlo. Es una verdadera pena que tantísimo esmero, cuidado y magnífico ARTE, casi se vea deslucido por estas ocurrencias que, quizás en Francia, hogar original de la publicación, hayan arrancado vítores admirativos, pero, en particular, a vuestro scriptor, le ha parecido una cosa soez, censurable. Es esa vulgaridad latina, quizás tan afecta en la patria del autor, o en las planicies galas (y hasta nuestras tostadas tierras castellanas), que nos desluce ante ese frío estoicismo británico, o aún la altanería americana, también tan proclives a lo basto, pero que prefieren señalar de nosotros para desprestigiarnos, antes que admitir los suyos.
Había formas mejores de destacar (¿no bastaba el dibujo?) que teniendo que recurrir a estas guasas de guardería. Pero Frezzato parecía no querer hacerle el juego al yanqui (cuyo sentido del relato y el tratamiento de los personajes, por lo general, suele estar mucho más cuidado y elaborado) y hace esta desafortunada estridencia que empuerca su gran labor.
Idiosincracia.-
No vamos a postular diciendo que todo cuanto sale de las prensas de MARVEL o DC COMICS (por ejemplo) es gloria bendita, y debemos alzarle altares por eso, porque también ellos van despachados, cometiendo deslices de largo-largo alcance que recortan sus laureles, los bajan de los pedestales y los hacen más pedestres, pero, si observamos con cierta atención un momento, entre el cómic francés (elegido, por antonomasia, ejemplo/exponente/paladín del tebeo europeo –JUDGE DREDD es también cómic europeo, aunque se insista en negarlo-, ignorando al efectuado en el resto de los países del Viejo Continente), y lo comparamos con el más pulp americano, nos damos cuenta de que el cómic europeo alcanza un grado de estilismo y presuntuosa, falsa, erudición, que se permite mirar por encima del hombro al lector. Sus autores urden tramas y situaciones que concitan vivamente la expectación del lector, pero, poco antes del final, la historia pega un giro hacia lo “simbólico” y lo “trascendental” y las paranoias intimistas del autor, que tiran por tierra todo el fantástico artesonado creado previamente (ejemplo: EL GARAJE HERMÉTICO). Salvo por torpezas, o delirios alcohólicos, no es tan frecuente ver tal defecto en un tebeo americano. Y la razón subyace en las mentalidades de los autores. Mientras que para el americano es, en el fondo, cuestión de $, y el arte, una herramienta más para obtenerlo, a ser posible en abundancia, el europeo sufre un repentino espasmo clasista, y, de pronto, recibe los laureles de DANTE y se cubre con togas níveas, de excelso Autor. De Artista. Vehículo de las MUSAS. Sublime. Ergo, debe ser premiado como se merece, produciendo según su inmarcesible categoría, aunque su labor sea un sin sentido, o un contrasentido, o no se entienda en absoluto. La culpa es, invariablemente, del lector, un porquero inculto, incapaz de comprender la maravilla gloriosa de su Arte, esas paranoias personales, o aún pura vagancia (o extravagancia). Yo lo termino así, y como es Arte, ¡está a salvo de la crítica, con sólo hacerlo constar de ese modo!, pretexta.
Recapitulando.-
Mucho nos hubiera (sinceramente) gustado profundizar en la psique de los personajes y notar el interesante detalle de su conducta, más que percatarnos que están huecos y aparentan lo que no son; hurgar en los demás ingredientes que especian esta obra, tratar de encontrar un sutil y maravilloso mecanismo oculto y referencial detrás de tan fabulosas páginas, más allá de admirar su arte, su dibujo, el color, el tratamiento de las sombras, luces, claroscuros, la plástica expresividad que esbozan los rasgos de los personajes, el gran valor de todo el conjunto. Querríamos hablar de esa mezcla de C-3PO y búho, o saltamontes, que acompaña al torpe del héroe, indicar los singulares diseños de las máquinas basadas en insectos o aves que aparecen en la obra, señalar la forma roma, achatada, de la mayoría de los vehículos, carentes de agudezas y filos, como reflejo del grado de penetración o incisión de la trama, más que centrarnos en esa carencia. En conjunto, es obra redonda, policromada, amable, que falla al recrear un aspecto salvaje, feroz, brutal, de un mundo barbarizado por un gran desastre ecológico (uno que aún debe golpearnos) y poblado por fenomenales bestias, entre lo mítico y lo paleontológico. Es, en resumen, un quiero y no puedo.
Querríamos preguntarnos por qué, en una sociedad ciertamente tecnológica, emplean medidas astrológicas (que no astronómicas, no nos confundan las dos lunas mencionadas en el relato) e influencias casi ocultistas para proceder.
Desearíamos hacer más que sentirnos seducidos por el barroco vestuario, así como por los bellos escenarios que hacen a este tebeo una obra eminentemente ecológica. Y quizás este aspecto, superficial, visual, justifique su éxito en otros países. Pero, por desgracia, también había una historia que contar, porque esto es un tebeo, no un prodigioso libro de ilustraciones, algo que acabamos aceptando resignadamente que es cuando calamos la poca entidad del relato. Frezzato no nos cuenta un cuento, según promete.
Ejemplo de lo mal tratado que están los personajes y el ambiente reside en las maravillosas páginas “técnicas” añadidas, donde todo se explica y son las que suscitan el interés por la trama.
Quizás, un guionista con un sentido más comercial o prosaico del trabajo y la composición, hubiesen otorgado, desde el primer momento, la firmeza intelectual de la cual adolece esta obra. Pero, pese a todo, lo recomendamos; hay que tenerlo, codiciarlo, recrearse en su arte, comprender que es uno de ese millar de tebeos que nos llevaríamos a una isla desierta, uno de los imprescindibles.
Lo mejor.-
Sus páginas técnicas de bocetos. Todo está ahí.
La página.-
¿Cuál no?
La viñeta.-
Venga: casi todas.
La frase.-
Carencia de ellas que constatamos.
Lo peor.-
Su escasa incisión argumental.
Reseña de Antonio Santos